sábado, 21 diciembre, 2024
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San Lorenzo – Huracán: Hernán Galíndez y la atajada de la fecha para ahogarle el grito al Ciclón sobre el final

Todo sigue igual. La Liga Profesional se reanudó para San Lorenzo y Huracán, pero el cuarto empate consecutivo entre ellos no cambia las ecuaciones: tras el 1-1, los de Bajo Flores siguen sin ganar después de seis encuentros, mientras que los de Parque Patricios evitaron el golpe y, al menos hasta que jueguen Talleres y Unión, mira a todos desde arriba. Gastón Campi y William Alarcón, las emociones por lado de un empate en un Nuevo Gasómetro que terminó con los ánimos caldeados de la gente. Hernán Galíndez fue uno de los grandes protagonistas de la tarde, ya que sobre el final le desvió un tremendo cabezazo a Francisco Perruzzi que pudo ser el 2-1 para el Ciclón.

San Lorenzo y Huracán decidieron armar un clásico atractivo. No desde el resultado final ni tampoco desde la abundancia de situaciones claras, pero sí desde la sorpresa que causaron las posturas: se mostraron tan partidas sus formaciones sin pelota en tantos momentos, que los espacios sobraron y no lo supieron aprovechar: terminaron amagando permanentemente a dañarse mediante los espacios. Salieron sin el famoso miedo a perder, pero esa sorpresa mutua parece haberlos asustado.

Wanchope Abila volvió a Huracán y debutó ingresando en el segundo tiempo ante San LorenzoGonzalo Colini – LA NACION

Cada uno con sus necesidades, claro, ambos salieron a intentar encontrar ese  denominador común: ganar. Sí, un clásico siempre se trata de eso. Pero tomaba mayor poder al tener en consideración que la aguja de la inyección anímica azulgrana generaría el placer del primer triunfo en el torneo, mientras que la del “Globo” causaría el orgullo de la segunda victoria en tierra cuerva de su historia (y tras 23 años).

Con esa barriga ruidosa salieron a disputar el encuentro, acaso en la reanudación de la competencia tras el receso de la Copa América. “Incómodo”, lo catalogaron desde ambos lados en los días previos. Sin embargo, el concepto lo invirtieron cuando sonó el pitazo de Nicolás Ramírez y el desarrollo presentó el dinamismo justo, entre los duelos tradicionales de un partido semejante y la verticalidad de dos equipos que habitúan a jugar con un doble cinco de contención (que marca, mete y juega) y prácticamente cuatro delanteros. El partido estuvo abierto, más allá de que luego se resumió todo en la contundencia y no en la acumulación de peligro.

Escena del partido que disputan San Lorenzo y HuracánGonzalo Colini – LA NACION

Los espacios por tanta verticalidad invitaron rápido a la imaginación de varios goles. Iban y venían. El equipo de Leandro Romagnoli se asociaba por fuera y con toques de primera que desorientaban la intención de estar encima por parte de la visita; los dirigidos por Frank Darío Kudelka comenzaron con la idea del orden y el contragolpe, pero los minutos lo fueron seduciendo al palo por palo.

Sin embargo, las emociones vinieron por otras vías consecuentes de esa batalla de espacios. Porque transcurrían 20 minutos cuando el tiro de esquina lanzado por Iván Leguizamón generó un rebote que cayó en el derechazo de Campi, que la colocó en el segundo palo. “Ojalá me quede una, ja”, bromeó cuando el jueves le recordaron la euforia de su gol agónico ante Liverpool, de Uruguay, que les permite estar a la espera de los octavos de final de la Copa Libertadores (ante Atlético Mineiro). El estallido fue similar, pero -en este caso- el resultado recién se abría y faltaba mucho por recorrer.

Escena del partido que disputan San Lorenzo y HuracánGonzalo Colini – LA NACION

De a poco, Huracán empezó a profundizar por el costado izquierdo, el de Rodrigo Cabral: siempre mano a mano con el juvenil Nahuel Arias, que le tocó reemplazar al transferido Agustín Giay (a Palmeiras) con apenas un puñado de minutos en primera y ante la imposibilidad en Boedo de utilizar a los refuerzos (Nicolás Tripicchio es el lateral derecho que arribó): según informó el club, los pagos para levantar la inhibición se cumplieron, pero el aval de FIFA no llegó a tiempo, como igualmente se imaginaba.

Sin embargo, fue una infracción de Eric Remedi cerca de la medialuna del área (muy reclamada en el local) la que apagó todo tipo de entusiasmo: a los 45 minutos, el chileno Alarcón colgó cerca del ángulo derecho de Facundo Altamirano un tiro libre perfecto. Amonestado por su festejo contra los hinchas, empezó a alterar los humores dentro y fuera, en las tribunas.

La desesperación se trasladó al césped. Los intentos revoltosos de Leguizamón exasperaron. Las dos chances claras que no pudo convertir Alexis Cuello fastidiaron. Cristian Tarragona fue el gran reprobado: fuertes silbidos tras ocupar por primera vez la salida de Adam Bareiro. Y la volada de Hernán Galíndez ante el cabezazo de Francisco Perruzzi en el cierre del partido, clausuró expectativas de triunfo. Fue, hasta el momento, la atajada de la fecha.

Final. Y en el estadio Pedro Bidegain, el de siempre: “Dirigentes, la con… de su madre, a ver si se dan cuenta que no los quiere nadie”. Las ventas y los refuerzos que no se usaron siguen rebalsando el vaso.

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