El matrimonio de la exfuncionaria de 9 de Julio, Victoria Caillava y el exmarino Carlos Pérez fueron indagados por el caso Loan Peña y dijeron no saber nada del paradero del chico. Hicieron declaraciones coordinadas, versiones sin contradicción y despegándose de posibles responsabilidades en la desaparición del niño. Ambos negaron haberlo llevado en su camioneta, instalaron sospechas sobre una «interna familiar» vinculada a una posible «organización nacional» a la que dicen no pertenecer y hasta aseguraron que sus imputaciones serían un ajuste de cuentas por el carácter de «informante» de la Policía Federal de Caillava, que dijo pasar información sobre la venta de drogas en la localidad correntina.
«No cabe en mi cabeza, como se dijo, secuestrar a un niño o atropellarlo«. Eso dijo Caillava en su declaración de este jueves, con lo que buscó desligarse de las dos hipótesis que los vinculan con la causa: la versión del accidente, casi descartada por la Justicia, y la de un secuestro en que el matrimonio podría haber «sacado» al niño de las inmediaciones de la casa de la abuela Catalina, donde se realizó el almuerzo en que se vio por última vez a Loan.
Acto seguido, el matrimonio pasó a despegarse de la conexión entre el niño y sus vehículos, una Ford Ranger blanca y un Ford Ka rojo, donde se encontraron rastros odoríferos de Loan. «Nuestra camioneta no paró en el camino, jamás lo tuvimos a Loan«, dijo la mujer, mientras que su esposo aseguró que el chico de cinco años «no estuvo nunca ni en la camioneta ni en el auto«. Ambos arriesgaron una extraña explicación sobre el hallazgo de los rastros: dijeron que, por esos días, Caillava trasladó a los hermanos de Loan en la camioneta y que ese olor pudo haberse confundido con el del niño.
Sin datos concretos
Como viene pasando con todas las indagatorias de esta semana, ninguno de los dos aportó datos concretos sobre lo que pudo pasar con Loan o su posible paradero actual. Sí arriesgaron sus hipótesis, también sin ninguna prueba. La versión del matrimonio se basa en una supuesta «interna familiar muy fuerte» como la describió Pérez, con Antonio Benítez, el esposo de Laudelina Peña y la tía de Loan, como el principal apuntado. La acusación de ambos, sin embargo, se basa en meras sospechas.
«Me dio la sensación de una persona que no está en su normalidad«, dijo Pérez, quien señaló que Benítez no habló durante todo el almuerzo y que luego lo vio «sin remera, traspirado, corriendo». Caillava, por su parte, dijo también que le llamó la atención que el hombre no hablara durante el almuerzo y sostuvo que Laudelina pudo haber instalado la versión del «accidente» para «encubrir a su esposo«.
Lo cierto es que Benítez fue uno de los últimos adultos que estuvo con Loan en el camino hacia el «naranjal» luego del almuerzo, pero aún no existe ninguna prueba directa que lo vincule a la «sustracción y ocultamiento» del niño, como se está investigando la causa. Consultado sobre las posibles causas de la sustracción, Pérez dijo no descartar la posibilidad de una red de trata, aunque se despegó de ello. «No descarto que exista una verdadera organización nacional, que no somos nosotros”, aseguró.
La «informante»
La cuestión de la «informante» –referida a Victoria Caillava– era un punto que ya circulaba en la Justicia. La propia Caillava ya lo había deslizado en anteriores declaraciones y ahora lo dijo con todas las letras. No sólo reconoció pasar información a la federal sino que vinculó esa condición al hecho de estar imputada en la causa. «Soy la única idiota del pueblo que colabora con la Policía Federal de Goya y Buenos Aires para que se descubra quién vende droga en el pueblo», dijo y agregó que «se aprovecharon de nuestros movimientos para sacarse de encima a la informante de la Federal».
Con los «movimientos», la mujer se refiere a los trayectos que el matrimonio realizó en las horas y días posteriores a la desaparición, con un viaje a Resistencia incluido. Asegura que tras el almuerzo se fueron a ver el partido de River porque no entendieron que Loan se había perdido, que a la noche fue al hospital porque tenía tos y que al otro día viajaron a la ciudad de Corrientes por un turno médico, mientras que Pérez ratificó que fueron a Resistencia para cobrar dinero de un juicio.
Este viernes por la mañana declaró Mónica Millapi, una de las últimas personas en ver a Loan junto a Benítez y a Daniel «Fierrito» Ramírez, su pareja. Dijo que, camino al naranjal, contó a los chicos y se dio cuenta que «faltaba uno«, pero no aportó precisiones sobre lo que pudo pasar con Loan. La mujer también sembró sospechas sobre Laudelina, al asegurar que fue ella la que tuvo la idea de ir al naranjal y que luego de la desaparición «se alejaba» para hablar por teléfono. Millapi sostuvo que todo eso le resultó «extraño«.
Por la tarde declaró el comisario Walter Maciel, el primero en hacerlo de forma presencial en el Juzgado federal de Goya. El hombre llegó en horas del mediodía en una camioneta escoltada por las fuerzas de seguridad, proveniente del penal de Güemes, Salta, donde se está detenido. Mientras declaraba el comisario, a las puertas del juzgado se producía una manifestación de vecinos y vecinas de Goya, con corte de calle y quema de gomas. El cordón de la federal arrojó gas pimienta sobre los manifestantes. Tras la declaración de Maciel se esperaba el turno del ex suboficial de la fuerza correntina, Francisco Amado Méndez.