TN dialogó con los guardianes de vacas y caballos que se esmeran en el día a día del cuidado de los mejores ejemplares a la vista del público.
Los cabañeros garantizan el cuidado y bienestar de las vacas en todo momento. (Foto: TN).
En el recorrido por la 136° Exposición Rural de Palermo, los cabañeros se sienten como una gran familia en el amplio sector ganadero de la exposición rural. Comparten la pasión por el cuidado y el bienestar animal.
TN dialogó con ellos para conocer cómo es un día de trabajo. Son los humanos más cercanos a los animales, los protagonistas de “La Ganadera”, como llaman a esta feria.
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Como lo hacen en el campo, todos los días los cabañeros se esmeran en el cuidado de las vacas, ahora también a la vista del público.
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Ariel Ruiz Díaz llegó desde Bolívar, provincia de Buenos Aires y está enfrente de una cabaña que trajo animales de la raza Angus. “El cuidado arranca desde los dos meses, cuando empezamos a apartarlos de las madres, le damos de comer. Después, llega el cuidado del pelo, sopladora, baño cortado”, contó.
“Muchos critican y hablan del maltrato de los animales encerrados, no saben el cuidado que les damos, están mejor que nosotros”, explicó Ariel.
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“Los animales no pasan frío, los cuidamos tanto en el campo como estos días en la exposición. La mayoría de los animales quedan en el campo para los remates particulares que realiza la cabaña y los mejores los traemos a la Exposición Rural”, agregó.
Ariel Ruiz Diaz, Leo Guevara y Walter Beron, representan a dos cabañas de Bolívar, provincia de Buenos Aires. (Foto: TN).
“Yo hace 15 años que estoy en la cabaña, estuve 6 años en otra cabaña y ahí aprendí, fui como ayudante y después si te gusta vas avanzando”, contó Ariel.
Según el cabañero, “uno se encariña con los animales. Hay animales que te reconocen a vos, y si va una persona que no está con ellos lo rechazan”, finalizó.
A la hora de competir cada uno se enfoca en dar lo mejor
Leo Guevara, también es de Bolívar y trabaja en otra cabaña. “Nosotros venimos juntos con Ariel, pero en la competencia es otra cosa”, explicó.
“Hace siete años que trabajo en la cabaña, antes hice otros trabajos rurales”, contó.
“En el día a día te encariñás con los animales. Lo más importante es cuidar el animal, la alimentación, la salud y controlarlos”, agregó.
El día a día en la muestra de Palermo para los cabañeros comienza 4.30 y finaliza a las 21, en general… Pasean sus vacas por la pista y después se dedican al cuidado y la alimentación.
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Desde Tandil, Fernando Iriart también contó su experiencia. “Vinimos con nueve animales a competir. Trajimos Angus negro y colorado”, expresó.
“Participar en Palermo, una de las exposiciones más importantes del mundo, tenés que hacer un trabajo muy especial. Trabajamos en el cuidado integral del animal: pelo, alimentación, mansedumbre… para poder presentarlo bien a la pista el día que le toque”, relató.
Fernando Iriart trabaja en una cabaña de Tandil. (Foto: TN).
“Cuando nacen, a los tres meses comenzamos con una crianza especial, se le dan rollos de alfalfa y después se pasa para la cabaña. Ahí comienza la mansedumbre, el trabajo de pelo, la nutrición, para que llegue bien a la exposición”, detalló.
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“Para hacer esto, aparte de que te tiene que gustar, tenés que tener un gran amor y tener mucha responsabilidad. Realmente todo lo que uno hace lo tiene que hacer con ganas y amor. Hace 16 años que trabajo en la cabaña. A mí me enseñó Omar Valdez, un gran cabañero. Fue mi sostén”, concluyó.
Ariel Busqued y Titanium. (Foto: TN).
La historia de Titanium
Ariel Busqued, se encarga del cuidado de caballos. Con Titanium a su lado, un caballo que fue recientemente vendido, le contó a TN cómo vive el día a día. “Los caballos están en boxes en el campo, se cepillan…lo vimos nacer, atrás de cada animal hay una historia y un cuidado especial”, dijo.
“Para mí esto es una pasión. Hace 15 años que estoy en el stud en Olavarría. Siempre venimos y tratamos de hacer lo mejor posible”, agregó.
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“Acá en la rural, está en su box. Venimos a la mañana lo sacamos a pasear, le damos de comer y a la noche lo tapamos porque no pueden tomar frío”, explicó con tono paternal.
Ariel trabaja desde 1999 y con Titanium tiene un vínculo que se puede observar en el cariño que le da al caballo. “Este es un padrillo, tiene cuatro años y es la primera vez que sale a una exposición. Se vendió en un remate. Y ahora se va a un centro de embriones para congelar semen, a este caballo se le ve genética y por eso se congela semen para inseminar a la yegua y mejorar la cría”, concluyó.