Invasión de la cancha, botellazos y bombas de estruendo. Bajo ese panorama se dio el final del primer partido de la selección argentina sub-23 en los Juegos Olímpicos de Francia, cuando logró empatar sobre la hora contra Marruecos, que le ganaba 2-0. Primero facturó Gianluca Simeone y en el minuto final Cristian Medina anotó el segundo gol del equipo de Mascherano luego de que la pelota pegara dos veces en el travesaño.
La situación se recalentó en el momento en que el árbitro decidió otorgar 15 minutos de alargue en el segundo tiempo, cuando el partido estaba 2 a 1 y la Argentina llegaba con frecuencia al arco. El motivo: que ya se habían dado ingresos de hinchas al campo de juego, sobre todo de público marroquí y también de un niño con camiseta argentina que le fue a pedir una foto a Julián Álvarez, que tras ganar la Copa América partió a Francia para apoyar en los Juegos.
Una vez que la Selección convirtió el 2-2 y se precipitó el último pitazo del referí, mientras los jugadores celebraban haber podido empatar justo en la última parte, empezaron a caer botellas directo contra los argentinos. Incluso lanzaron una bomba de estruendo cerca de la posición del banco de suplentes. Esa situación y el miedo de los deportistas desconcertados por la explosión se vio en la transmisión oficial, que rápidamente hizo una toma aérea del estadio para evitar mostrar los disturbios.
Después, mientras el plantel de Marruecos se quejaba por la cantidad de tiempo adicional y los argentinos se retiraban rápido al vestuario, hubo una invasión de hinchas con la camiseta roja. Entonces, ingresó la Policía francesa con escudos para tratar de controlar el ambiente de tensión que se ocasionó en el encuentro.
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