La acelerada salida de Mario Russo del cargo de ministro de Salud de Javier Milei tuvo este jueves una resolución veloz para el reemplazo: el Gobierno eligió a Mario Lugones para ocupar la silla vacía que quedó en el Gabinete.
«El Dr. Mario Lugones asumirá el cargo en su reemplazo, llevando al Ministerio su extensa experiencia en el ámbito de la salud, habiendo estado a cargo del Sanatorio Güemes y habiendo sido fundador y presidente de la Fundación Güemes, enfocada en la docencia médica y la investigación clínica», publicó como semblante la Oficina del Presidente en un comunicado en la red X con el que despedía a Russo.
El texto presidencial sumó en antecedentes del nuevo ministro. «A lo largo de su carrera, fue jefe de clínica de la Unidad Coronaria del Sanatorio Güemes, además de médico cardiólogo de Praxis Médica, de la Fundación Favaloro, del Sanatorio Malvinas, entre otros. A su vez, se desempeñó como Director del Instituto Médico de la Seguridad Social y Evaluación Tecnológica (IMSSET) de la Facultad de Medicina de la UBA y fue Director de la Maestría de Gerenciamiento de Sistemas de Salud de la UBA», detallaron sobre Lugones.
Lo que no dice el texto oficial es que el médico ahora ministro ya tenía injerencia en el Gobierno, como la tiene el asesor presidencial Santiago Caputo, sin ocupar un puesto fijo. Lugones era consultado ya desde la gestión del exjefe de Gabinete Nicolás Posse y tras su salida cerró filas con Caputo.
Es que su hijo, Rodrigo Lugones, es un influyente consultor y socio del asesor estrella de Javier Milei. Ambos surgieron de la escuela de consultoría de Jaime Durán Barba y la abandonaron.
En el recambio, como siempre en el Gobierno, hay internas libertarias. El mismo día que terminó renunciando Russo había pedido por nota ante la Jefatura de Gabinete que está a cargo de Guillermo Francos la «limitación de funciones» de María Cecilia Loccisano, secretaria de Gestión Administrativa del ministerio.
Designada en abril pasado, Loccisano es la esposa de Jorge Triaca, ex ministro de Trabajo en la gestión de Mauricio Macri. Pero además de ello, la funcionaria responde al influyente asesor presidencial Caputo y de su entorno, entre ellos, el propio Lugones, el reemplazo de Russo.
Mario Lugones, un ministro en las sombras que formaliza el cargo
Desde el inicio de la gestión libertaria, Milei utilizó un recurso evolucionado de los operadores políticos, frondosos y sinuosos símbolos de la casta. Más allá de ellos, instauró una red de «ministros en las sombras». Caputo aún cumple ese juego, vinculado temporalmente por el Gobierno con un contrato de servicio de locación.
Federico Sturzenegger asesora la batería de reformas en formato de proyectos legislativos hasta que formalizó su cargo para el desguace del aparato estatal en el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, donde recaló aprobada la Ley Bases.
Mario Lugones orbitaba del mismo modo en el área de salud. No obstante, el cardiólogo flamante ministro de Milei tuvo su contacto político con los operadores políticos más tradicionales.
Secretario de la Federación Argentina de Prestadores de Salud, Lugones es también presidente de la Fundación Sanatorio Güemes en la que es socio del operador radical Enrique “El Coti” Nosiglia, como del histórico sindicalista gastronómico Luis Barrionuevo -quien pasó del amor al ostracismo libertario- y del ex presidente de Independiente Julio Comparada.
El rol informal de Lugones en los albores de la gestión libertaria quedó expuesto en la salida de otro funcionario: Enrique Rodríguez Chiantore, un hombre de Patricia Bullrich, que debió dejar su cargo al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud, organismo que administra los millonarios fondos de las obras sociales.
Según consignó Walter Schmidt en una columna en Clarín, quien ordenó echar en enero pasado a Rodríguez Chiantore fue Mario Lugones. No trascendió la razón. También había sido quien lo entrevistó y lo aprobó para que asumiera.
DS