miércoles, 9 octubre, 2024
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La trastienda de la asunción de Mario Lugones en Salud: el empoderamiento de Santiago Caputo, tres faltazos llamativos y un regreso sorpresivo

Si había alguna duda de quién maneja el poder en el Ministerio de Salud, Javier Milei se encargó de dejarlo en claro cuando se asomó por el Salón Blanco junto a su asesor todoterreno Santiago Caputo, el verdadero padrino de Mario Lugones, el flamante ministro al que minutos después le tomó juramento. No fue la única señal que se advirtió en un acto más breve de lo habitual pero que le sirvió al Gobierno para mostrarse unido en la previa a la marcha universitaria de este miércoles que promete ser multitudinaria.

«Ya le pueden decir ministro«, se le escuchó a Milei tras fundirse en un abrazo con Lugones, que aprovechó el intercambio para agradecerle la confianza y decirle al oído cosas que, repetían misteriosos en Casa Rosada, quedarán entre ellos dos. El comentario del jefe de Estado respecto al rango estuvo dirigido al resto del Gabinete pero también conectó con los cuestionamientos que se le hicieron al Gobierno por el manejo del área, en la que el firmante era Mario Russo, el ministro saliente, pero en la que nada parecía ocurrir sin el aval de Lugones. En rigor, el presidente de la Fundación Sanatorio Güemes, de 77 años, no necesitó el juramento para entrar en funcionarios: ya había sido designado este mismo lunes con la publicación del decreto 857/24.

«Lugones le va a dar mayor dinamismo«, fue la respuesta conjunta y de ocasión que dieron, con complicidad, dos altos funcionarios para explicar qué implica el recambio de Russo. En el Gobierno consideran que, del mismo modo que ocurría con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, el desembarco del padre del consultor Rodrigo Lugones, socio de Caputo hasta diciembre de 2023, va a acelerar los procesos y descomprimir la tensión que había en el área ante cada decisión que tomaba la Casa Rosada. Como contó Clarín, Russo se resistió en varias ocasiones a implementar las medidas que delineaba el tándem Caputo-Lugones y su salida quedó sellada cuando intentó deshacerse de los funcionarios que le habían impuesto.

Santiago Caputo, el padrino político de Mario Lugones en Salud. Santiago Caputo, el padrino político de Mario Lugones en Salud.

Es curioso porque Lugones mantendrá colaboradores de Russo: uno de ellos es Roberto Olivieri, director de Comunicación del Ministerio, a quien se lo vio por Casa Rosada.

Entre los faltazos más importantes, sorprendió que no estuviera la secretaria general de Presidencia, Karina Milei, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Ambas lo atribuyeron a cuestiones de agenda: la ex presidenta del PRO, a diferencia de la hermana del Presidente, sí estuvo en la reunión de mesa chica, un rato antes, pero luego se retiró. Más previsible fue la ausencia de Sandra Pettovello (Capital Humano), quien supo resistir el desembarco de Lugones en diciembre y había forjado un vínculo de amistad con Russo. Desde su ministerio evitaron precisaron los motivos de por qué no pasó por Casa Rosada.

Pero nadie dudó que, distanciada de Caputo, el asesor presidencial, Pettovello quiso evitar una escena en la que se vio reflejado el poder del estratega como pocas veces. Atentos a este empoderamiento, cerca del vocero presidencial, Manuel Adorni, se apuraron rápido a marcar que se movieron juntos durante y después del acto: «Están juntos, para los que dicen que andan peleados», ironizaban.

A metros de ambos también llamó la atención la presencia de la ex secretaria de Medios, Belén Stettler, la primera en ser eyectada, pese a llegar de la mano de Caputo, de quien fue colaboradora en la consultora. «Está ayudando en comunicación, pero nada más», se atajaron en el Gobierno. Fue su segunda aparición en la semana.

Los elogios a Caputo por parte de los sectores dialoguistas de la CGT, tras la reunión que mantuvieron este lunes, tampoco pasaron desapercibidos como foco del rol cada vez más determinante del asesor: «¿Dijeron que habla el mismo idioma que ellos? Santiago habla siempre castellano, el problema lo tienen con los que hablan otro idioma», se desmarcaron sus interlocutores.

El acto de asunción de Lugones sirvió para que el Gobierno mostrara cohesión antes de la marcha universitaria de este miércoles, que funcionarios de primera línea admiten que va a ser masiva. El objetivo fue mostrar que no hay diferencias internas sobre la hoja de ruta que se decidió («No va a haber ofertas superadoras después de la marcha») en la negociación con los gremios docentes y los rectores, ratificar el veto presidencial y exponer que hay «intereses políticos que buscan hacerle daño».

En ese sentido, en Balcarce 50, reconocen que la convocatoria que hizo Cristina Kirchner a la protesta y la presencia de sectores del gremialismo más duros les «sirve»: «Cuanto más partidaria, mejor».

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