Cuando pensamos en alimentar a nuestros perros, casi siempre nos enfocamos en alimentos empaquetados, golosinas e incluso carne para proporcionarles proteínas. Sin embargo, hay un aliado inesperado que puede ser igual de beneficioso: las frutas. Estas no solo complementan la dieta, sino que también aportan nutrientes esenciales que mejoran su bienestar general, siempre que se administren con responsabilidad.
Una alimentación equilibrada es crucial para garantizar la salud de los perros, ya que les proporciona todo lo necesario para mantenerse energéticos, con un sistema inmune fuerte, una piel sana y un buen pelaje. Contrariamente, una alimentación que no se preocupa por lo que comen, con productos inadecuados o una falta de nutrientes esenciales, puede derivar en problemas como obesidad, trastornos digestivos, afecciones cutáneas y complicaciones en órganos vitales como el corazón y los riñones.
Especialistas en veterinaria, como el sitio Every Paw Insurance, recomiendan que la proporción de alimentos para una dieta balanceada incluya un 50% de proteínas, como pollo, pescado, carne magra o huevos. Estas son fundamentales para mantener la masa muscular y proporcionar energía.
Por su parte, el medio especializado Thrive Dog Kitchen señala que no más de un 25% de la dieta debe estar compuesta por frutas y verduras, que aportan fibra, vitaminas esenciales y antioxidantes para el correcto funcionamiento del sistema digestivo e inmunológico. Las frutas, en particular, son una alternativa saludable a los premios comerciales.
Las frutas, además, son refrescantes y aportan hidratación extra a los perros. El sitio especializado en perros American Kennel Club hizo una lista de las más recomendadas para incluir en la dieta canina.
Frutas que no se deben compartir con los perros
Sin embargo, existen frutas que pueden ser peligrosas para los perros, y es fundamental conocer cuáles son para prevenir riesgos a su salud.
Es importante recordar que cualquier cambio en la alimentación del perro debe ser consultado previamente con un veterinario. Cada perro es único, y lo que puede ser seguro para uno podría no serlo para otro.