El alegato de los abogados de Gisèle Pelicot, víctima de violación durante diez años, situó la falta de consentimiento como la clave para responsabilizar a los 50 acusados que abusaron sexualmente de ella.
En un emotivo discurso, especialmente por parte de Stéphane Babonneau, uno de los dos abogados de la víctima, se relataron los daños morales y físicos para la vida de esta mujer de 71 años, que tras pensar en suicidarse decidió luchar «para que la vergüenza cambie de bando».
«Hay que descartar sin ambages el derecho al error que manifiestan algunos» acusados, dijo Babonneau, en referencia a que durante el proceso celebrado en el Tribunal de lo Criminal de Aviñón (sureste de Francia) alegaron excusas como «desconocimiento» de cometer una violación o «sometimiento» ante Dominique Pelicot, el exmarido de Gisèle, que orquestó las violaciones entre 2011 y 2020.
«El hombre que viola nunca es una víctima«, recalcó Babonneau. De igual modo, afirmó que «no es posible un error sobre el consentimiento sin ni siquiera dirigirle la palabra«, ya que Gisèle Pelicot estuvo en estado de inconsciencia en las violaciones que sufrió, por las altas cantidades de somníferos que le administraba su exmarido a escondidas.
Babonneau aprovechó su discurso para pedir también que la sociedad progrese: «Debe cambiar la idea, anclada en la mente de algunos hombres, de que el cuerpo de la mujer es un objeto de conquista».
Mientras duró el relato de ese letrado, que aseveró también que «este caso quedará en la historia como el juicio de Aviñón», Gisèle se secaba las lágrimas, fruto de la emoción.
Antes, por la mañana, habló su otro abogado, Antoine Camus, quien pidió que el propio mundo judicial deje atrás el machismo, en alusión a algunas estrategias de las defensas que se basaron en culpabilizar a Gisèle Pelicot de lo que sufrió, cuestionando que hiciera nudismo en la playa o que tomara vino por las noches.
«La defensa es libre, pero dice mucho de lo que somos», cuestionó Camus, quien en su turno incidió igualmente en que no hay un perfil único de violador y que los traumas infantiles que sufrieron buena parte de los acusados no les exime de responsabilidad. «Tomaron la decisión» de violar, dijo.
Gisèle Pelicot pensaba que iba a morir
Hasta que en septiembre de 2020 Dominique Pelicot fue detenido, tras grabar debajo de las faldas de varias clientas de un supermercado, Gisèle Pelicot estaba convencida de que tenía un problema de salud, como un tumor en el cerebro o un problema neurológico, debido a sus múltiples pérdidas de memoria.
Incluso los hijos de la expareja percibieron que a su madre le ocurría algo. A lo largo de los años perdió peso y se olvidaba frecuentemente de lo que hacía.
También llegaba a dormir hasta 18 horas seguidas. De hecho, hasta los propios nietos, de corta edad, se sorprendieron un día que no la pudieron ver en su casa, situada en la pequeña población francesa de Mazan, porque estuvo todo el rato en la cama, como contaron a sus padres.
Todo ello era fruto de las sistemáticas violaciones que sufrió en casi una década — unas doscientas, según la propia víctima–, que le han acarreado problemas de salud sexual, con riesgo de padecer cáncer de útero.
Los abogados de Gisèle, conscientes de que este macrojuicio ha despertado un interés mediático mundial, pidieron un cambio legislativo en Francia. «No toleréis las relaciones sexuales sin consentimiento», pidió Babonneau al conjunto de la sociedad.
Tras los alegatos, el presidente del tribunal, Roger Arata, decidió suspender la sesión, que se retomará el próximo lunes, con las peticiones de penas de la Fiscalía, que se alargarán hasta el miércoles.
Luego será el turno de las defensas de los 51 acusados, una lista que incluye a Dominique Pelicot y a 49 hombres por abusar sexualmente de Gisèle Pelicot y a otro más por haber replicado los métodos con su mujer, con la que aún está casado. La sentencia está prevista para el 20 de diciembre.
Los hechos tuvieron lugar entre julio de 2011 y octubre de 2020 en la localidad de Mazan, en el departamento de Vaucluse, al sureste de Francia. El juicio comenzó el 2 de septiembre de 2024. Llamó la atención de la prensa internacional debido a que Gisèle Pelicot solicitó que el juicio fuera público.
En septiembre de 2020, Dominique Pelicot, que entonces tenía 67 años, fue detenido en un supermercado de Carpentras tras filmar bajo la falda la entrepierna de varias clientas sin su consentimiento. Durante la investigación preliminar por el delito de «captura de imágenes indecentes», los investigadores descubrieron en el dispositivo incautado chats del sitio de citas coco.fr (fue cerrado apenas comenzaron las investigaciones), en los cuales Dominique Pelicot invitaba a desconocidos a violar a su esposa, inconsciente bajo el efecto de grandes dosis de lorazepam (un potente ansiolítico), grababa los abusos e invitaba a ver videos de estas violaciones.
En la computadora incautada, los investigadores encontraron una carpeta titulada “ABUSO” que contenía cientos de videos con títulos explícitos, y determinaron que los hechos ocurrieron desde julio de 2011 hasta octubre de 2020, contando 92 violaciones a la mujer, sucedidas en Mazan en el dormitorio de la pareja. Gisele, casada con Dominique P. desde hacía cincuenta años, dijo que no recordaba los hechos debido a la sumisión química y sólo descubrió de lo que había sido víctima en el momento de la investigación.
Además la policía descubrió que la hija mayor de ambos también aparecía inconsciente y en ropa interior en algunas de las imágenes. Dominique P. también había filmado en secreto a sus nueras y compartido los videos en el mismo sitio,
En abril de 2022, Caroline Darian, hija del acusado y de la víctima, publicó un libro, Et j’ai cessé de t’appeler Papa (Y dejé de llamarte papá) con Éditions Jean-Claude Lattès.