Durante los últimos 50 años, Pedro Aznar fue protagonista y testigo de momentos antológicos del rock y la música popular argentina, tal como se encargó de recordar con su inmenso recital retrospectivo titulado 5.0, que cerró una larga gira por el interior del país y el exterior.
No faltó nada: Serú Girán, Charly García solista, Pat Metheny Group, el legendario jazz-rock de Madre Atómica y los hitos de su carrera como solista. Consiguió resumir todo en un repertorio de dos horas y el resultado fue emocionante, con la sala llena aplaudiendo, cantando y ovacionándolo.
A lo largo de cinco décadas, Pedro Aznar logró pasar en la percepción general de ser un suerte de niño prodigio del bajo fretless a ser un enorme compositor que no sin esfuerzo construyó un lugar importante en la música popular.
Todo ese trayecto se resumió en un concierto único, donde hizo escalas en lugares que no suele incluir en todos sus shows, por ejemplo Paranoia y soledad (del segundo disco de Serú Girán), Septiembre (de Iván Lins, de su debut solista del ’82), Los dinosaurios (que grabó junto a Charly en Clics modernos, aquí con un arreglo sugerido por Pedro y desechado por García) y hasta Sueño del retorno (de su segundo trabajo con Metheny).
No faltaron sus excelentes versiones de temas ajenos, como A primera vista de Chico Cesar, Ya no hay forma de pedir perdón de Elton John, Seguir viviendo sin tu amor de Luis Alberto Spinetta y hasta la sorpresa de Como la cigarra de María Elena Walsh (que grabó en 2001) y El cosechero de Ramón Ayala (del 2021). Solamente faltó algo de sus queridos Beatles, pero el tiempo es tirano.
Y para quienes siguen buscando su característico sonido del bajo, hubo varios solos, por ejemplo en Mientes y Como la cigarra. También fueron muy bienvenidas sus intervenciones con anécdotas, además de un carisma incluso capaz de sobrellevar con humor y oficio un desperfecto técnico en Sueño del retorno.
Una banda impecable
Aznar contó con un grupo integrado por Matías Martino en teclados, Sebastián Henríquez en guitarras, Julián Semprni en batería y Alejandro Oliva en percusión, quienes dieron el marco perfecto a cada canción, reproduciendo sutilezas de las grabaciones y agregando la fuerza del vivo.
El cierre, de todas formas, a manera de segundo bis, fue con Pedro a solas con el público, cantando Quebrado a capella. Antes había regresado al escenario con la banda completa para estrenar No es por ahí, demostrando que no se trataba solo de una mirada nostalgiosa al pasado («un viaje en el tiempo» dijo en el comienzo) sino también un manera de mostrar su presente y vislumbrar lo que se viene en el futuro.
Sobre la firma
Marcelo Fernández Bitar
Editor de la sección Spot / Espectáculos
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