viernes, 3 enero, 2025
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Del encanto del ajuste a sentirse ajustados

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Del encanto del ajuste a sentirse ajustados

Los productores están empezando a correr riesgos de quiebra, dijo el titular de Coninagro, marcando el malestar del sector rural tras el default de dos empresas. 

La caída de los precios internacionales de la soja, la súper apreciación del tipo de cambio real y la continuidad de las retenciones generó una crisis incipiente entre las empresas del sector agropecuario. A diferencia de lo que ocurría en años anteriores, el campo no lanzó una acción directa contra el gobierno. El campo defiende discursivamente las políticas del ultra ajuste fiscal, el esquema de emisión cero y la tablita cambiaria. Pero enfrenta una fuerte contradicción con este relato por el impacto que están registrando esas políticas en sus negocios. Algunos referentes sectoriales aseguran que los productores están comenzando a tener “riesgos de quiebra”. La semana pasada se prendieron las alarmas con un primer default de deudas de algunas empresas de los Grobo que amenaza con réplicas y efecto dominó. 

El complejo agropecuario, más allá de mostrarse seducido por las consignas de política conservadora del Gobierno, empieza a resultar perjudicado por el esquema de la macroeconomía. El tipo de cambio real cerró este año en uno de los niveles más bajos de la última década y el equipo económico busca mantener todo lo posible esta ancla contra la inflación. 

Esto impacta directamente en las cuentas de los exportadores de soja, que en los últimos meses recibieron un doble shock. A la mega apreciación cambiaria se sumó una caída extraordinaria del precio internacional de la soja. En uno de los últimos informes de la consultora 1816 se muestra que la tonelada de esta materia prima perdió una porción significativa de su valor en los últimos 12 meses, para pasar de 500 a alrededor de 350 dólares.

La situación provoca una sensación de cortocircuito entre los referentes del campo. Se sienten cómodos con las propuestas del Gobierno de ajustar el gasto público, de desarmar el Estado y de organizar la economía en base a las aspiraciones, deseos y también caprichos del sector privado. Pero brota un fuerte malestar por la pérdida de rentabilidad y un escenario de crisis en puerta que generó los primeros coletazos financieros con el grupo de los Grobo.

Las entidades que agrupan a los empresarios del agro empezaron a endurecer el discurso, aseguran que el campo enfrenta meses complejos y buscan que el equipo económico acompañe con medidas para poder mejorar los números del sector. Sin embargo, el Gobierno no parece tener en carpeta girar el esquema cambiario o modificar las retenciones. 

Una de las primeras señales de alerta apareció en los últimos días con el default de deuda de Grobo Agropecuaria y Agrofina, junto con el impago de la empresa Surcos. Si bien por el momento los montos defaulteados fueron pequeños (y se especula que hay cerca de 10 millones de dólares que no podrían cumplirse próximamente) el miedo es al efecto dominó. Es decir, que por los impagos de estas empresas haya otras que no puedan financiarse, renovar sus vencimientos y caigan también en incumplimiento. Grobocopatel aseguró que no maneja directamente las empresas que defaultearon y que el 90 por ciento de las acciones son de socios extranjeros.

Desde las entidades que agrupan a productores del campo aparecen mensajes cada vez más punzantes. El titular de Coninagro, Lucas Magnano, dijo que “los productores están empezando a correr riesgos (de entrar en situaciones de quiebra)”. Al mismo tiempo, le reclamó al gobierno que revise la situación de las retenciones y los altos impuestos al sector.

“Los números son muy apretados y los precios cayeron. Venimos de tres años de sequía muy importante. Y las empresas del campo no son ajenas. Afecta directamente en los números del negocio”, consideró. Para agregar que “algunos señalan que el tipo de cambio está atrasado. Pero también están muy adelantados los impuestos (las retenciones). Es una situación muy desventajosa. Es un muy mal impuesto. Hay gente que está alejada de los puertos y que tanta carga impositiva la deja afuera”, resumió.

Los analistas sectoriales consideran que las tensiones entre el sector agropecuario y el gobierno irán en aumento en los próximos meses. Existe una dicotomía que parece difícil de salvar. El programa macroeconómico genera intereses encontrados para el campo. “El mundo del agro le dice al equipo económico que si no quiere devaluar, por lo menos le saque las retenciones para compensarlo. Pero el Gobierno no quiere sacarlas por dos motivos. El primero es no tener saltos de precios. El segundo es que representan más de 4 puntos de la recaudación”, dijo el analista Javier Preciado Patiño.

El consultor sectorial agregó que “el gobierno sabe que el agro es uno de los aleados fuertes de las políticas liberales. Pero lo más problema es que no tome definiciones a favor del sector en el corto y mediano plazo. El eje esta en bajar la inflación y el superávit fiscal. No parece que se defina algo que pueda complicar alguna de estas dos cosas. Además, el gobierno supone que los dólares, más allá del campo, van a empezar a llegar e la minería y la energía”.

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