viernes, 3 enero, 2025
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El histrionismo de Jorge Lanata en los Martín Fierro: un bidón de nafta y declaraciones explosivas

Todavía los Martín Fierro se entregaban por mérito y en cantidades prudentes. El premio de 2014 al mejor programa periodístico televisivo fue para Periodismo para Todos, otra de las creaciones de Jorge Lanata, quien al escuchar su nombre como vencedor se levantó del asiento sonriente, miró a quienes lo aplaudían y encaró hacia el escenario con un bidón con combustible en su mano derecha. Fiel a su histrionismo, una vez en el atril de orador explicó el motivo.

Bajada de línea, por Canal 9 y conducido por Víctor Hugo Morales, y 6-7-8, por la TV Pública, eran los otros dos programas nominados que competían por el galardón al mejor programa del rubro durante el año 2013.

El anfitrión Guido Kaczka, acompañado por Mariana Fabbiani, devela el ganador: «Mejor programa periodístico de televisión del 2013: Periodismo para Todos». Aplausos. Más aplausos y más aplausos: apenas un año antes había ganado cuatro estatuillas en la ceremonia que se celebró en el Teatro Colón, y fue cuando recibió la tercera de ellas que instaló el concepto de «grieta». Dijo esa noche: «Es algo casi imperceptible, pero está pasando: una división irreconciliable en Argentina».

Un año más tarde, al recibir un galardón más (que este lunes, al término de su vida, se cuentan en un total de 26), fogoneó esa grieta. Kaczka anunció su nombre, él se paró y las cámaras siguieron su trayecto hacia el escenario. Se escuchaba al presentador: «Jorge Lanata conduce Periodismo para Todos, el programa que conjuga periodismo de investigación, actualidad y entrevistas con la inconfundible impronta del periodista«. Detrás de él, se hilvanaban quienes integraban el plantel del programa y lo escoltaban.

Entonces él se posicionó ante el micrófono, vestido con un smoking azul y moño negro, y llevando no un discurso escrito sino un bidón con combustible a medio llenar. El presentador seguía hablando sobre él, pero Lanata lo interrumpió («Bueno…»): «Para los que se preguntan qué es esto: yo había prometido que si ganaba 6-7-8 me iba a prender fuego«.

El día en que Jorge Lanata recibió un Martín Fierro con un bidón de nafta en la mano. Foto Rolando Andrade

«Le agradezco a APTRA que me lo haya evitado. Gracias y buenas noches», culminó su escueto discurso Lanata, mientras el auditorio se rió y lo aplaudió. No más por esa noche, en la que ya había ganado otra estatuilla y se había recurrido a otro ardid para dar rienda suelta a su histrionismo. Había sido el galardón a la mejor labor periodística masculina, al que subió a recibir con dos imitadores que lo secundaron: Mareke y Martín Bilyk interpretaron a «Timerpunk», una parodia del excanciller kirchnerista Héctor Timerman, y otra imitación de Elisa Carrió.

«Me voy a portar bien, no voy a hablar mal de nadie. Van a agradecer ellos en mi nombre, yo les agradezco a ustedes», prometió Lanata al subir al escenario con los imitadores. Pero la desfachatez emergió: «Ese premio que tiene en la mano queda oficialmente embargado, no le den mas premios a este gordito golpista, payaso mediático», dijo la imitación de Timerman, mientras que la de Carrió hizo lo suyo: «A mí la televisión me nutre, aunque no soy actriz, me nutre mucho, hoy comí gratis con Mirtha y ahora comí gratis acá».

Dos años más tarde, en 2016, al ganar otra vez el premio al mejor programa periodístico de televisión, pero al contrario que las otras galas, se dirigió ofuscado hacia el micrófono, y no sonriente. Dijo que iría a hablar de política, porque los asistentes ya habían comido, lo que generó rispideces en el auditorio: algunos los silbaron. «Hablemos un poquito de realidad, ¿no?», espetó.

«Los que chiflaron, que vengan a chiflarme acá, delante mío, que no tengo ningún problema. Los invito. ¡Dale, vengan! ¡Tengan las bolas para chiflarme! Ahí en el fondo cualquiera chifla», redoblaba la apuesta, mientras alguna voz cansina y cobarde gritaba «Juira» desde el irreconocible fondo de la escena.

La co-conductora del Martín Fierro de ese y otros años, Mariana Fabbiani, alentaba: «Quizás se los puedan ponchar…», para sugerir que al menos se mostraran las caras de quienes abucheaban al excelso Lanata.

«Disculpas a los presentes por los imbéciles de atrás. Cuando dije imbéciles, quise decir imbéciles; no fue ningún error. Este país esta como está porque muchas veces nos callamos la boca cuando un pobre imbécil nos patotea«, y vaya que si Lanata fue alguien que nunca se calló la boca para intentar cambiar a un país que está como está.

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