El pasado lunes, en un campo ubicado al sur de la localidad de Progreso, a 75 kilómetros de la capital provincial de Santa Fe, se encontró el cuerpo del subcomisario Cristian Abrigo, quien había estado desaparecido desde el 28 de febrero.
Abrigo, de 38 años, trabajaba en el Centro de Monitoreo de Santa Fe. Su desaparición fue denunciada el primer día de marzo, lo que desencadenó una intensa búsqueda que culminó con el hallazgo de su cuerpo. La clave para localizar el cadáver fue la declaración del policía detenido, Fernando Carrizo, quien llevó a los investigadores al lugar donde estaba enterrado el cuerpo.
Además de Carrizo, quedó detenido el vendedor de autos Luciano Steger. La investigación sugirió que el móvil del asesinato podría estar relacionado con actividades personales de Abrigo, como la compra-venta de automóviles y el cambio de dólares, que lo habrían vinculado a sus supuestos asesinos.
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(Foto: gentileza Uno Santa Fe)
Por su parte, la autopsia reveló que Abrigo recibió dos disparos en la cabeza, con un ángulo que indica que los tiros fueron desde arriba hacia abajo, lo que sugiere que podría haber estado arrodillado al momento del asesinato. Esto abre la hipótesis de una ejecución premeditada. Además, se ordenaron peritajes balísticos para corroborar la relación entre las cápsulas encontradas y un arma secuestrada en la zona rural de Progreso.
Los detenidos serán imputados el próximo viernes en los tribunales de Santa Fe. La investigación continúa para esclarecer todos los detalles del crimen y determinar si existen más involucrados.
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Por último, se conoció que existía un vínculo anterior entre uno de los detenidos y Abrigo, relacionado con torneos de rugby y un acuerdo económico en el que el comisario le prestó dinero a Luciano Steger, quien le ofreció un auto como garantía. Este acuerdo podría haber sido un factor en el crimen.