El Senado volvió a transformarse en una de las obsesiones del Gobierno desde la madrugada de este jueves, cuando concluyó la sesión de 14 horas en la Cámara de Diputados con una serie de nuevas derrotas numéricas para el oficialismo. A pesar de las dificultades que tuvo la oposición hace dos semanas para sesionar, este miércoles no sólo pudo superar esa barrera, sino que alcanzó los votos suficientes para aprobar un aumento del 7,2% en la jubilación mínima, el incremento del bono de 70 mil a 115 mil pesos, la extensión de la moratoria previsional por dos años y la media sanción de una emergencia nacional en materia de discapacidad hasta 2027. Cuando el presidente Javier Milei advirtió que la sesión le depararía cuatro derrotas en Diputados, anticipó su deseo sobre el Senado y lanzó una advertencia. “Esperemos que los senadores no apoyen esta demagogia populista, pero de cualquier forma nuestro compromiso es vetar cualquier cosa que atente contra el déficit cero”, escribió el Presidente, casi como curándose en salud ante un posible resultado adverso en el Senado.
En la Casa Rosada admiten que hay un antecedente para preocuparse. Tiene que ver con la sanción que aportó la Cámara Alta el año pasado con la reforma jubilatoria y con la nueva ley de presupuesto universitario. Ambas sanciones fueron vetadas por Milei y devueltas a la Cámara de Diputados. Fue el momento de los 87 héroes que celebró el Presidente para reconocer a los legisladores que blindaron el veto y no ratificaron la ley que habían votado poco antes. Entre la pulseada del año pasado y la que se viene hay un agravante: se acelera un año electoral determinante para el futuro libertario y la relación de Milei con la vicepresidenta Victoria Villarruel es peor que hace seis meses.
La titular del Senado ya recibió los giros de la Cámara Baja y ahora tendrá que definir las comisiones que estarán involucradas. Se espera que sean las mismas que el año pasado, pero esa repetición anticipa que la oposición puede volver a reiterar los reveses jubilatorios que el oficialismo ya afrontó el año pasado. Por esa razón en Balcarce 50 dan por descontado que no hay muchas posibilidades de frenar la embestida opositora que se avecinará apenas se active el nuevo trámite en el Senado.
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Una de las líneas que podrían poner en crisis la idea de un veto a todos los textos depende de que la oposición alcance dos tercios en ese recinto. La posibilidad existe, pero aún así no evitará que Milei aplique el veto y abra una nueva pulseada en Diputados, donde surgen algunos interrogantes alarmantes, porque en algunos casos, hubo 67 rechazos, es decir, veinte menos que los 87 necesarios para blindar el veto.
Sin embargo, existe un texto que podría zafar del veto. Se trata de la emergencia nacional en discapacidad, no sólo por el respaldo que consiguió en Diputados, sino porque en el Senado podría superar un amplio respaldo y poner al Gobierno ante una situación de mucho desgaste público con un tema de alto impacto social. La situación de las personas con discapacidad no sólo es un problema de comunicación para la Rosada, sino también una foto que revela el nivel de impericia dentro de la administración libertaria con las personas con discapacidad. La lectura surge de distintas espadas del oficialismo y también de aliados como el PRO, donde consideran que la emergencia en discapacidad es un error no forzado del Ejecutivo que ahora abrirá un escenario peor, porque la Conferencia Episcopal Argentina decidió tomar cartas en el asunto. El anticipo se vivió esta semana, en la Comisión de Salud, sin que haya llegado el giro de Diputados.