En diálogo con Canal E, el ingeniero agrónomo Javier Preciado Patiño expresó su sorpresa por el regreso al 33% de retenciones y advirtió sobre las consecuencias para el productor y la industria.
Una decisión sorpresiva
“Hasta último momento hubiera creído que el gobierno iba a prorrogar esta baja de las retenciones”, afirmó el entrevistado al analizar la vuelta del esquema anterior para la soja, el maíz y el girasol. Según explicó, esta resolución perjudica directamente a los productores: “Lo que cobraría a partir de ahora el productor de soja es lo mismo que valía en enero antes de este ‘hot sale’ de soja”.
Además del impacto económico, Preciado Patiño alertó sobre el costo político: “Me parecía que lo más racional desde la praxis política era seguir por lo menos hasta noviembre con este esquema”, pensando en las elecciones legislativas de octubre y la necesidad de mantener calma cambiaria.
Golpe al productor
El experto brindó un ejemplo concreto: “En las sojas del mercado de futuros argentinos, en el A3, ha perdido 18 dólares entre dos semanas y el día de hoy”, lo que implica un deterioro directo en el ingreso del productor. Esta pérdida se suma al malestar generalizado en el campo, donde el retorno al 33% de retenciones fue muy mal recibido.
“Ves a la mesa de enlace, a las asociaciones regionales de productores muy contrariadas”, indicó, subrayando la desconexión entre la decisión oficial y la realidad del interior productivo.
Malestar en el campo
Aunque no cree que haya manifestaciones públicas hostiles, como abucheos en la Exposición Rural, Preciado Patiño advierte que el malestar es evidente: “Hoy hay mucho malestar, lo notamos en los comentarios en las redes sociales”. A su entender, la presión impositiva y los costos internos están llevando al productor al límite: “Si querés hacer soja lejos del puerto de Rosario, vas muerto, no tenés rentabilidad”.
La industria, también afectada
Más allá del impacto directo en los productores, el ingeniero señaló un efecto grave sobre la industria aceitera: “Lo que hace este dólar soja es incentivar la exportación del poroto, no del subproducto industrializado como la harina o el aceite”.
La consecuencia de esto, explicó, es doblemente perjudicial: “Le quita a la industria aceitera materia prima para que se transforme en el lugar destino” y se ve obligado a “compensar vía la importación de soja”, lo que resulta en un “doble mal negocio”.
Según Preciado Patiño, ya se exportaron 8 millones de toneladas de poroto, “el volumen más alto desde 2018”, lo que reduce las posibilidades de generar empleo local a través del agregado de valor.
Expectativas a futuro
El analista también apuntó que, ante esta situación, los productores optarán por esperar mejores condiciones. “Va a ver cómo evolucionan los precios y en función de eso va a decir: vendo o espero”, afirmó. La expectativa está puesta en cambios macroeconómicos después de las elecciones y una eventual corrección en la política cambiaria.
El blanqueo y la cultura productiva
Consultado por la posibilidad de que productores estén involucrados en operaciones de blanqueo, Preciado Patiño defendió al sector: “El productor argentino es un tipo que entierra la plata todos los años y si le queda algo, invierte”.
Aunque reconoció que en otros tiempos existió incentivo para ventas no declaradas, consideró que hoy la situación es distinta: “Ya no hay incentivo para ese vendo en uno o vendo en dos”, gracias a la eliminación de la brecha cambiaria.