La tensón financiera de Argentina volvió a encender las alarmas en Wall Street y en la City de Londres. Barclays, Morgan Stanley y J.P. Morgan, tres de los principales bancos de inversión del mundo, difundieron en los últimos días informes en los que expresan una creciente preocupación por la fragilidad del régimen cambiario, la falta de reservas y el impacto político de la derrota del oficialismo en la provincia de Buenos Aires.
Sus advertencias coinciden en que el país enfrenta semanas decisivas, con presiones sobre el peso, señales de deterioro en los bonos soberanos y riesgos crecientes de inestabilidad de cara a las elecciones legislativas del 26 de octubre.
Los diagnósticos de estas entidades internacionales se traducen en recomendaciones concretas para los inversores: ajustar posiciones, rotar carteras o, al menos, estar atentos a posibles movimientos bruscos en los mercados argentinos.
Las proyecciones de los bancos reflejan un mismo escenario: reservas en niveles mínimos, dólar bajo presión, inflación contenida a costa de la recesión y un panorama político que podría complicar todavía más la capacidad de gestión del Gobierno de Javier Milei.
Para Barclays, el actual régimen cambiario está «bajo presión»
El banco británico Barclays difundió este jueves un informe en el que planteó que «un régimen cambiario más funcional está cerca» en Argentina. En ese escenario, recomendó rotar inversiones de los bonos GD30 a GD35, al considerar que el esquema actual del dólar «se encuentra bajo presión» y que las reservas internacionales del Banco Central «son bajas».
En su análisis, la entidad financiera señaló que el gobierno de Javier Milei «parece estar priorizando la estabilidad cambiaria de cara a las elecciones intermedias de octubre». No obstante, advirtió que «las probabilidades de una disminución de las reservas en este contexto son altas».
El documento indicó también que «las chances de una trayectoria estable de salida del mercado en los próximos 18 meses parecen menores en este momento, especialmente tras el resultado de las elecciones en la provincia de Buenos Aires».
Para Barclays, «un régimen cambiario funcional que estimularía la actividad económica y permitiría la acumulación de reservas está cerca». A su vez, consideró que una eventual reorganización previa a los comicios intermedios «podría generar un ciclo de retroalimentación positiva».
El informe subrayó que «la lenta actividad económica, las tasas reales muy altas y las bajas reservas ya sugerían que Argentina necesita una moneda más débil, lo que pone en duda la credibilidad del techo cambiario». A este panorama, sumó que «las derrotas en el Congreso, las acusaciones de corrupción y el resultado de las elecciones en la Provincia de Buenos Aires reforzaron esta percepción».
Según Barclays, «cuando el régimen cambiario estaba en mejor forma y las perspectivas políticas de Milei parecían más sólidas, el Gobierno aún podía aspirar a seguir adelante sin acceso al mercado hasta que la inflación se normalizara por completo». Sin embargo, la entidad consideró que esa trayectoria «tiene ahora una probabilidad muy baja».
El banco británico detalló que desde ahora hasta el final del mandato de Milei, Argentina enfrenta pagos de deuda en dólares por 44.000 millones. Si se supone una renovación completa con organismos multilaterales, salvo el FMI, la cifra se reduce a 33.000 millones: 2.000 millones en lo que resta de 2025, 12.000 millones en 2026 y 19.000 millones en 2027.
Morgan Stanley ya no recomienda comprar bonos soberanos
En tanto, el 15 de septiembre Morgan Stanley difundió un informe en el que confirma que ya no recomienda comprar bonos soberanos, tras el resultado electoral. El banco estadounidense venía aconsejando aprovechar la debilidad de precios, pero ahora estima que las condiciones se deterioraron y que los activos argentinos podrían sufrir nuevas caídas.
En su análisis, Morgan Stanley advierte que, a medida que la curva de crédito se aplana, los títulos de corto plazo podrían tener un desempeño aún peor que los de mayor duración. Esta visión se basa en la proximidad de las amortizaciones y en la falta de señales claras sobre la sostenibilidad fiscal y financiera del país. Según su escenario base, los bonos argentinos podrían caer en promedio unos ocho puntos respecto al cierre previo, con precios promedio alrededor de 56 dólares, afectando sobre todo al tramo corto de la curva.
El banco subraya que el resultado electoral incrementa la probabilidad de un escenario central «negativo» para la economía argentina. Esto significa, para los inversores, que se abre un mayor interrogante sobre la continuidad de las reformas estructurales, la capacidad de financiamiento externo y la estabilidad del mercado cambiario. La entidad advierte, además, que el mercado podría empezar a descontar escenarios más adversos si no se recupera la confianza.
En este contexto, Morgan Stanley proyecta que las autoridades económicas adoptarán una política monetaria todavía más estricta en las próximas semanas para preservar la estabilidad cambiaria de cara a las elecciones nacionales de octubre de 2025. Estima que, si se produjera un debilitamiento del peso argentino, esto podría erosionar aún más el respaldo político al Gobierno.
Pese a esa visión cautelosa, el informe señala que es razonable esperar una depreciación adicional de la moneda.
La combinación de factores políticos y económicos -mayor incertidumbre electoral, endurecimiento monetario y riesgo país elevado- configura un panorama más desafiante para los activos argentinos. Para los inversores, esto se traduce en mayor volatilidad y menos margen para estrategias de corto plazo, mientras las decisiones del Gobierno y del Banco Central se vuelven determinantes para sostener la confianza hasta las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre de 2025.
El temor del J.P. Morgan sobre el dólar y las reservas
El reporte de J.P. Morgan, fechado el 12 de septiembre, estuvo plagado de eufemismos, tecnicismos y cifras diseñadas para transmitir una sensación de calma. No obstante, lo que realmente se percibió entre las líneas fue una profunda inquietud.
La inesperada derrota de La Libertad Avanza en la Provincia de Buenos Aires dejó a la mayor banca de inversión del mundo completamente atónita. Los analistas de Global Watch no pudieron ocultar que sus «contactos» en el Gobierno, muchos de ellos antiguos ejecutivos del propio banco, se encuentran en una situación compleja.
El informe repasó esa situación en una serie de puntos críticos que, a menos de una semana de haberse emitido el reporte, se profundizaron:
- El peso argentino sufrió una devaluación del 6,5% en solo una semana (luego se profundizó con el correr de los días) a pesar de los esfuerzos de intervención del gobierno y su compromiso de proteger la banda cambiaria.
- Las reservas líquidas brutas del país apenas alcanzan los u$s15.800 millones, de los cuales u$s14.000 millones están comprometidos en encajes, dejando un espacio mínimo para hacer frente a nuevas presiones.
- Aunque se destacó que el Tesoro logró renovar el 91% de los vencimientos de $7,2 billones, esta operación, que fue celebrada como un éxito, refleja, en realidad, una dependencia absoluta del financiamiento de corto plazo.
- La inflación de agosto se situó en un 1,9%, menor al 2,1% que se esperaba. Sin embargo, este dato positivo solo se logró gracias a una recesión en aumento y un traspaso cambiario que aún se mantiene moderado (un 30% en dos meses frente a un histórico de 52,7% en tres meses).
El informe habla de «destellos de esperanza» y de la «disciplina fiscal» como los pilares de la política económica, pero no logra ocultar que el verdadero desafío político -la contundente victoria del peronismo en una provincia clave y un Kicillof que se perfila como líder renovado- pone en jaque las expectativas de gobernabilidad.