La llegada de las vacaciones de invierno encontró a una Argentina golpeada por una nueva caída del consumo masivo, aun más profunda que en los meses de mayo y junio. Página/12 consultó a trabajadores de los sectores de la hotelería, la cultura y las infancias, y a varias familias, cómo están haciéndole frente a la crisis durante el receso invernal.
La primera semana de las vacaciones de invierno se enfrentó a salas de teatro a medio llenar y colonias sin chicos en la Ciudad de Buenos Aires y hoteles y restaurantes poco habitados en las localidades balnearias, algo que condice con las estadísticas económicas.
Según la consultora Scentia, el consumo masivo cayó un 12,5% interanual en junio. Y en esta primera mitad del año se acumula un descenso del 8,5% respecto al mismo período de 2023.
La Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) anunció que su Indicador de Consumo para mayo reflejó un retroceso de 7,7 por ciento en la comparación interanual.
De la Costa al Sur
«Es una de las vacaciones más tranquilas que hemos tenido», expresaron a Página/12 desde EME Propiedades en la ciudad costera de Santa Teresita. «No hay gente en los edificios, visitas ni gente caminando. Algún que otro negocio abrió, pero están trabajando a medio turno; cuando la temporada empieza, así en general no varía mucho», comentaron.
Si bien esta inmobiliaria no se dedica al turismo invernal, de sus pocas propiedades con gas natural no se ha alquilado ninguna. Además, señalaron que de los 60 hoteles de Santa Teresita, tres o cuatro están abiertos. «No hay demanda. Pero está parado en todo sentido, desde la gente local que no sale mucho, hasta el turismo. Estamos en una epoca crítica donde un viaje representa muchos gastos«, indicaron.
En Bariloche, ciudad invernal por excelencia, la situación económica no impactó demasiado. «La calle está llena igual que todos los años», expresaron a este diario desde el Hostel Temiscira, que tuvo una ocupación del 100 por ciento para este período en el que más trabajan. Sin embargo, mostraron algo de preocupación para el mes de agosto: «Todavía nos quedan un montón de huecos sin cubrir. Es muchísima la diferencia en comparación con otros años. Hoy la gente va viendo más día a día, suelen venir sin reserva y deciden a último momento».
Para no cerrar el telón
Según el informe de la CAC, el sector de recreación y cultura mostró ya durante mayo una caída de 42,6% interanual. El fenómeno está causado por la caída en el ingreso real que redujo el poder de compra y postergó el acceso a bienes y servicios relacionados al ocio.
«La estamos remando en dulce de leche», acotó Susana Romero, directora del centro cultural El Alambique que funciona hace 10 años en el barrio porteño de Villa Pueyrredón y busca hacerle frente al duro momento a través de la generación de redes, promociones y packs familiares. «La verdad que cuesta bastante. Además, nos está viniendo muchísmo de luz y de agua. La ventaja es que al no pagar alquiler, la crisis nos encuentra un poco mejor parados, pero está complicado», consideró la directiva.
Sobre la situación de las funciones de teatro, detalló que, aunque algunas agotan capacidad, en general se están vendiendo menos de la mitad de las entradas. «En comparación con otros años está bajo y, encima, la gente no consume mucho en las mesas. Se nota que no hay plata», contó.
En el barrio de Coglhan, Solange Perazzo se encarga de la gestión de Haiku Multiespacio desde hace tres años. En conversación con este medio, la artista reveló que hoy les está yendo mejor a partir de encarar nuevas alternativas para su establecimiento, tras una difícil temporada el año pasado. «Para no cerrar o tener que reducir la oferta, tuvimos que pensar otras formas de sostener la actividad de modo accesible«.
De esa manera, el lugar ofrece un espacio de juego para ir durante la semana, que mantiene el mismo precio desde que inició el año. Y las funciones de teatro para infancias son a la gorra. «Sabemos que la situación esta difícil. Si nosotros, que somos teatristas independientes sin apoyo de nada ni de nadie nunca, no empezamos a pensar nuestra actividad más creativamente, nos quedamos afuera«, explicó.
La situación de las familias
En cuanto a la situación de las colonias de vacaciones, desde Buena Onda en Villa Urquiza decidieron no abrir este invierno: «Es mucha organización para 15 días y no se puede cobrar lo que realmente vale la actividad. Para poder pagar buenos sueldos y tener bien a los chicos se necesita cobrar un dinero que, si bien es lo lógico, la gente no lo puede pagar. Es mucho para perder y poco para ganar«.
En esa línea, afirmaron que algunas colonias del barrio siguieron el mismo camino y tomaron la decisión de no ofrecer sus servicios esta temporada. Otras apostaron a hacer el intento y no están teniendo buenos resultados. «Cuando la gente tiene que apretarse, empiezan por estas cosas«, advirtieron.
Así lo está viviendo Fiona Guerra, madre de tres niños en edad de escuela primaria que este invierno tuvo que hacer malabares para poder seguir trabajando durante el receso escolar. «Ya no podemos mandarlos a todos la colonia, entonces tuvimos que repartir entre el cuidado de una niñera, los abuelos y otros padres de la escuela«, comentó a este diario. Después de años, es la primera vez que tampoco pueden tomarse alguna semana de las vacaciones para viajar. «Con el sueldo mío y de mi marido antes nos alcanzaba para irnos unos días a alquilar en la costa, salir a comer alguna que otra noche. Ahora acá en capital quizá vamos un día del fin de semana al cine, pero sobre todo aprovechamos las actividades gratuitas«, explicó.
Informe: Carla Spinelli