El artista comodorense Enzo Antoniazzi recorre sus inicios en la música, su proceso creativo y su evolución como músico. Desde sus primeras lecciones de batería con Alakrán Márquez hasta la composición de sus propias canciones, Enzo comparte su pasión por la música y sus proyectos futuros.
Enzo Antoniazzi recuerda con nostalgia sus primeros contactos con la música. «Mi primer registro musical es de un disco de los Bee Gees en vinilo. Escuchaba música en casa con unos auriculares grandes,» relata. A los ocho años, inspirado por su tío baterista comenzó a tocar la batería y a estudiar música.
Durante la secundaria, la música se convirtió en una forma de socializar y entretenerse. «Formamos banditas y tocábamos. Pasaba el tiempo viendo MTV y comprando CDs cuando podía,» comenta Enzo. Aunque su primer instrumento fue la batería, en la escuela de arte optó por la guitarra y comenzó a componer más seriamente a los 20 años.
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«A veces me recriminan por no tocar seguido en vivo,» admite Enzo. Aunque tuvo una época activa en 2015 y 2016, últimamente se ha enfocado en componer y grabar en casa. «Estoy componiendo más con la computadora. Paso horas editando y mezclando,» explica. Enzo destaca la colaboración que ha tenido con su amigo Juan Roldán en la mezcla de sus canciones, lo que en una época le permitió concentrarse en lo creativo. Además, menciona su reciente descanso tras la producción “En vivo desde los talleres de Astra”. También recuerda con cariño la grabación de su primer disco «La calma de la lluvia», un proyecto solista que significó un gran desafío personal.
Embed – Enzo Antoniazzi – En vivo desde los talleres de Astra
En octubre de 2021, Enzo grabó en Astra un proyecto que salió a la luz en enero de 2022. «Parece que fue hace mucho, pero fue hace como tres años,» dice. Enzo destaca las experiencias laborales y el aprendizaje adquirido durante ese tiempo, además de la producción audiovisual escrita y dirigida por Álvaro Palindra. «Él rompió esa cosa de lo común y corriente que por ahí podés encontrar en ese formato de sesión. Hizo algo hermoso y único,» recuerda. Álvaro no solo dirigió la sesión, sino que también grabó videos para acompañar el disco. “Álvaro y yo teníamos una dinámica muy libre y colaborativa. Yo confiaba plenamente en él y le daba rienda suelta para hacer lo que considerara mejor. Él no quería que fuera una sesión común y corriente y definitivamente no lo fue,” menciona Enzo sobre el joven estudiante de Comunicación Social que falleció en noviembre de 2022.
ALAKRAN: EL MAESTRO QUE SE CONVIRTIO EN AMIGO
Enzo tuvo especiales palabras hacia su antiguo profesor de batería, compañero de recitales y amigo, el mítico exintegrante de la banda 113 Vicios, Alakrán Márquez. “Nunca se comió ninguna peli, es una persona común y corriente. Siempre estuvo involucrado en cosas que hacían un efecto particular en los demás. Eso es lo que más extraño,” comenta Enzo con evidente emoción.
El vínculo entre ambos comenzó cuando Enzo tenía apenas ocho años y tomó sus primeras clases de batería en una academia. “Después, a los 13, volví a estudiar con él en su casa. Era un ámbito de compartir música, él es un melómano. Hablar de música con él es algo muy especial,” relata Enzo.
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La admiración por su amigo no solo se limita a su talento musical sino también a su humildad y capacidad de innovación. “Siempre fue una persona con una cabeza increíble y marcó una inventiva de innovar y buscar cosas nuevas en la música. Aunque dejó de tocar con su banda, siempre estuvo presente en la escena musical de una manera u otra,” añade Enzo.
“Cada tanto le digo: ‘¿Cuándo tocamos?’. Siempre surge esa pregunta. La música tiene que nacer de un lugar natural, no forzado. Siempre fue así con él,” reflexiona.
“Ojalá volvamos a tocar juntos. Estaría buenísimo que él saliera a tocar de nuevo, ya sea solo o con otros músicos. Su música y sus letras siempre tuvieron un efecto especial y sería genial que las nuevas generaciones también pudieran disfrutar de eso,” concluye Enzo.
COMODORO Y LOS PLASTICOS EN EL MAR
En cuanto a sus letras, Enzo dice sobre «Plásticos» de su disco “La calma de la lluvia”: «Pensé que nadie prestaría atención a la contaminación porque la canción habla del desamor, pero estaba en la playa y vi toda la basura,» explica. La conexión con la naturaleza y el entorno de Comodoro siempre ha sido una fuente de inspiración para él. Enzo también reflexiona sobre la evolución de la ciudad y cómo ha impactado en su creatividad. «Antes todo era campo, ahora la ciudad es más caótica, pero sigue teniendo su encanto,» comenta. Aunque ha vivido en Buenos Aires, siempre ha sentido una atracción especial por Comodoro.
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La influencia de Comodoro en la música local es innegable. Enzo menciona a varios artistas locales que han capturado la esencia de la ciudad en sus canciones: Alejandro Julián, Alakrán Márquez, Gaby Caniza, Nico Hernández y Anto Peralta, entre otros, con quienes ha colaborado y compartido escenarios. «La geografía y los barrios de Comodoro son muy inspiradores; siempre hay algo que te moviliza,» afirma. Enzo continúa trabajando en su música y explorando nuevas formas de expresión, siempre con un ojo puesto en su ciudad natal y las experiencias que lo han formado como artista. «La música de Comodoro tiene su propia electricidad; es un lugar con su energía única.»
Actualmente se encuentra en una pausa creativa, componiendo de a poco en casa y explorando nuevas formas de hacer música. Con una carrera marcada por la pasión y la constante búsqueda de innovación, Enzo Antoniazzi sigue afinando su mirada desde un entorno en donde se siente cómodo y disfruta respirar.