La visita de Georgia Meloni a la Argentina ratificó que entre Javier Milei y la premier italiana hay afecto, planes e ideas compartidas, pero también importantes diferencias sobre cómo plantean sus visiones del mundo.
La más importante líder de la derecha europea llegó el martes al caer la tarde tras participar en la cumbre del G20 de Brasil. Cenó en Olivos con el Presidente y regresó a su país este miércoles tras haber participado en una reunión de trabajo de una hora y media con Milei y sus ministros en la Casa de Gobierno. Luego mantuvo una reunión con empresarios, asistió a un concierto en el Teatro Coliseo y recibió las llaves de la Ciudad de Buenos Aires del jefe de Gobierno, Jorge Macri.
En algún momento del encuentro con la líder italiana, Milei se puso a tuitear y en uno de sus post se despachó otra vez contra la prensa. Luego en su discurso junto a Meloni en la Rosada, se despachó otra vez con lo que llamó el “virus woke” y dijo que ellos pedían «restaurar el sentido común y volver a los valores, que comparten la gran mayoría de los ciudadanos del mundo occidental».
Volvió a proponer una “una alianza de naciones libres, unidas en contra de la tiranía y la miseria”, porque, dijo “hoy Occidente está bajo un manto de tinieblas y exige que quienes defendemos la libertad -aunque todavía seamos pocos- echemos luz y marquemos el camino». Y reiteró que la “victoria de la guerra” -no especificó cual- no dependía de “la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo”. Pero se sabe que el Presidente imagina una nueva red de amigos con visiones similares en el mundo una vez que asuma Donald Trump en los Estados Unidos, quien no necesariamente sintonizará con la primer ministra italiana.
Meloni recorrió caminos distintos a su colega a la hora de hablar porque no mencionó ni la alianza en esos términos y tampoco criticó la Agenda 2030, cuyas declaraciones ella apoya. Habló de cambio climático de manera indirecta al enfatizar la necesidad de ir a una “transición energética” y, curiosamente se metió a profundizar en dos temas de interés para la Argentina libertaria que Milei no mencionó: la guerra en Ucrania y la necesidad de una transición democrática y pacífica de Venezuela, en lo que explicitó como un rechazo a reconocer el gobierno autoproclamado de Nicolás Maduro y sí al de Edmundo González Urrutia.
Aunque Meloni llegó al cargo de Presidente del Consejo de Ministros de la Republica Italiana en 2022 y pese a reconocer que en America Latina viven 20 millones de descendientes de Italiano, la de esta semana es su primera visita a la región.
Lo poco que se supo de la intimidad de la cena que compartieron el martes por la noche en Olivos es lo que transmitió la vedette Amalia “Yuyito” González, la novia del presidente quien, a diferencia de la comida del sábado de los hermanos Milei con los Macron, sí estuvo en la residencia en la recepción a Meloni. La calificó de “tremenda mujer”.
Después hubo otros momentos cálidos de la visita siendo que ella siempre destaca que Milei la visitó en febrero a sólo dos meses de asumir su cargo. La reunión con el presidente Milei y Karina Milei, la secretaria general de la presidencia, fue de una media hora pero cuando se sumaron el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el canciller Gerardo Werthein, el ministro de Economía, Luis Caputo, y otros funcionarios, la conversación se extendió hasta por hora y media.
El Presidente la recibió con un abrazo y palabras en secreto. La llevó al balcón de la Casa Rosada para saludar con los brazos en alto a los transeúntes de la Plaza de Mayo, lo mismo que hizo con Emmanuel Macron el lunes. Y a la italiana le regaló un juguete: un muñeco de un pequeño Milei con su emblemática motosierra que representa el ajuste en la economía y el achique del Estado.
“Los dos fuimos elegidos para conducir los destinos de nuestro país, por abordar con coraje, verdad y sin tapujos lo que podríamos llamar el problema central de cada una de nuestras naciones. En mi caso: terminar con la inflación rampante y la miseria profunda, que dejaron en la Argentina décadas de colectivismo. En el caso de Meloni, darle una respuesta contundente al problema de la inmigración descontrolada y sus consecuencias en la seguridad ciudadana”, dijo el Presidente, quien consideró que ambos “fuimos y somos castigados por el establishment por nuestras acciones y opiniones”.
Meloni, que como todos los mandatarios del mundo -con la excepción de kirchneristas y el libertario- viaja con más de una decena de periodistas en su avión que miden sus palabras hacia Italia y hacia el mundo, recorrió un discurso distinto al definir que iba a trabajar con Milei en tres direcciones.
Mencionó la colaboración política, con un “plan de acción Italia-Argentina 2025-2030 que identifique sectores principales para la colaboración bilateral». El relanzamiento de un compromiso común es la lucha contra la criminalidad organizada, el narcotráfico, la corrupción, el lavado de dinero, la infiltración del sistema económico y social y el tráfico de personas. Y para ello ofreció la colaboración de Italia, que ya trabaja hace tiempo con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Y habló de la cuestión comercial y de inversiones para fortalecer el vinculo, siendo que hay 300 empresas italianas en la Argentina, con negocios por 3.000 millones de euros, que reclaman el fin del cepo cambiario -supo Clarín- y que dan empleo a 16.000 argentinos.
Meloni dijo que querían trabajar sobre la transición energética, la infraestructura, el suministro de materias primas críticas, el transporte aéreo y el espacio.
“Claramente con el presidente Milei compartimos una idea política y es entre dos líderes que luchan por defender la libertad de Occidente. Y los puntos cardinales son: la libertad, la igualdad entre las naciones, los sistemas democráticos, la solidaridad entre las naciones», señaló. Ni Meloni ni Milei hablaron del dilatado acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Union Europea, sobre el que los italianos están de acuerdo, y los franceses no. Según le dijo Macron a la prensa de su país, el argentino también lo habría puesto en cuestión.