Patricia Bullrich dice no dudar. «O es todo o es nada», suele repetir como consigna. Al parecer, esa premisa se cumple también en los almuerzos de Gendarmería pero con una extraña condición: si no hay molleja, jamón crudo, champagne y vino de calidad, no habrá nada.
La exigencia queda expresada en los pliegos que dispone el Ministerio de Seguridad para los servicios de «lunch», los cuales deben incluir que cuente con bandejas frías y calientes -entre los que debe haber, por ejemplo, canapés, fondue de queso y sushi- mesa dulce y bebidas con o sin alcohol. «Todas de primera calidad», consignan los pliegos.
Estas especificaciones figuran, por ejemplo, en la licitación privada número 37/5-0335 para encargarse del almuerzo de Escuela De Gendarmería Nacional “Grl D Martin Miguel De Güemes”, ubicada al costado de la Ricchieri. Allí, la fuerza que conduce Bullrich cuenta con un presupuesto de más de 77 millones de pesos para los «lunchs» de un año, lo que sería aproximadamente 1,4 millones de pesos por semana.
DE TRUMPETER PARA ARRIBA
En teoría, según el pliego, en cada almuerzo comen entre 60 y 1500 personas. Por ende, la empresa del catering debería tener alimento para el tope máximo, que debería ser elaborado por un chef/maitre, asistido por cocinero y ayudantes, además de un servicio de mozo.
En cuanto a platos calientes, entre las 12 opciones que solicita Gendarmería figuran creps a la suiza soiree, pierna de ternera y cazuela de mollejas, por solo nombrar algunas de las preparaciones. A la mesa dulce la imaginaron con cupcakes, shot de mousse de maracuyá, lemonchelo y cheesecake.
Para beber, en tanto, además de agua y gaseosa de primera marca, los «lunchs» deberían ofrecer «botellas de vino tinto (Trumpeter o superior), botella de vino blanco (Trumpeter o superior) y botella de champagne para brindis «variedad Extra Brut (Chandon o superior)».
Lo más extraño es que cuando uno consulta a los estudiantes para gendarmes y a los recién recibidos de la escuela, ninguno recuerda un almuerzo similar durante el ciclo lectivo. Más bien, todo lo contrario. «Quizás quedarán para los superiores, no sé», comenta un aspirante a la fuerza, luego de reírse por la descripción del menú que figura en la licitación.
FESTEJOS DE FIN DE AÑO
Las licitaciones, por montos menores, se multiplicaron a medida que avanza el año. Es que claro, cada agrupación de Gendarmería quiere hacer su festejo final del 2024. Uno de los casos es el de la XII Comahue, en el que consiguió que se le apruebe un pliego (el 37/56-1291) para su almuerzo. Al menos, en esta oportunidad se aclara: habrá dos tipos de menúes, uno para las autoridades -ubicadas en la cabecera- y otra para el resto de la fuerza.
Así que mientras la mayoría comerá los típicos sanguchitos de miga, junto con empanadas de copetín y pizzetas, en la mesa principal podrán degustar sushi, tabla de mar y tartaletas. Como plato principal habrá un pernil, no faltarán ni la mesa dulce, ni el vino premium ni el espumante extra brut.
Bullrich, por su parte, no confirmó si asistirá a la cita en Neuquén, de la que no hay fecha tentativa.
UN CUMPLEAÑOS MUY PARTICULAR
El 28 de julio no es un día más para la Gendarmería. Es el día de su creación y a la que, año tras año, en cada jurisdicción se hace un festejo por la fecha conmemorativa. En la Escuela de Gendarmería -la misma de los almuerzos gourmet- incluyó un acto al que asistieron Bullrich, Victoria Villarruel y otros dirigentes del Gobierno nacional. ¿El costo? Nada más que 91 millones de pesos, según figura en el portal Comprar.
Misiones no se quiso perder tampoco la fecha. En un pliego aprobado, la Agrupación IV ofreció un almuerzo para 150 personas. Y el menú incorporó las exigencias que acostumbra el Ministerio de Seguridad: no debería faltar ni los canapés, ni las tartaletas, tampoco podría olvidarse los locatelli con jamón crudo ni las bruschettas mediterráneas. También se agregó una pierna de ternera para flamear y filetear y, al menos, una comida patriótica como choripanes.
Para beber, además de gaseosa y agua, no pudo faltar el vino, tinto y blanco (en los que la marca debía ser «Salentein o superior») y, claro está, el champagne, ya sea Chandon «o superior».
El almuerzo salió baratito: cuatro millones de pesos.
Fuente: Página 12