Se acaba de inaugurar, en su Fundación frente a Plaza San Martín, «Una cita con el pop», curada por Rodrigo Alonso, que reúne parte de su colección de arte moderno y contemporáneo.
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La Argentina es tierra de buenos coleccionistas y, frente a la Plaza San Martín, se aprecia un buen ejemplo. Después de la reciente remodelación de sus salas, la Fundación Federico Jorge Klemm apuesta a valorar su colección de arte moderno y contemporáneo. La exhibición actual, “Una cita con el pop”, curada por Rodrigo Alonso, permite cotejar las expresiones de los grandes genios del pop internacional como Andy Warhol, Tom Wesselmann, Jim Dine, Larry Rivers, James Rosenquist, Peter Phillips o Robert Rauschenberg, entre otros, con la producción argentina de la misma vertiente. Allí están Jorge de la Vega, Mildred Burton, Antonio Berni, Alberto Greco, Charlie Squirru, Silvina Benguria, Rogelio Polesello, Josefina Robirosa, Marta Peluffo, Líbero Badii, Antonio Seguí, Juan Stoppani y, entre otros, Klemm, un artista genuino.
La excelencia del conjunto, un generoso legado a la sociedad argentina, se vuelve más evidente en los 700 metros que, gracias a una ampliación, el ojo del espectador recorre sin interrupciones. El color blanco domina el piso, las paredes, el techo. Y los innumerables objetos, como los sillones de María Callas o el traje de fieltro de Joseph Beuys y el de Nureyev, que despertaban de inmediato el recuerdo del coleccionista Federico Klemm (1942- 2002), han desaparecido. Y se extrañan, por cierto. El excéntrico Federico resultaba inocultable.
Ahora su presencia se reduce a una proyección de tamaño discreto del programa de TV, el “Banquete Telemático”, que durante ocho años nunca se interrumpió. La fama de Klemm se multiplicó con el “Banquete…” que lo convirtió en un personaje realmente popular. El artista, coleccionista, galerista, barítono amateur, encumbrada figura del jet set y, a su modo, pedagogo del arte, todo junto y a la vez, conquistó el auditorio de la TV y contribuyó a cambiar el modo de apreciar el arte, de verlo, mostrarlo y coleccionarlo.
Su muerte en 2002, por una neumonía, dejó a todos en estado de shock. De hecho, pasó más de una década para que la Academia Nacional de Bellas Artes, institución que tutela la colección con los fondos de su legado, le dedicara un libro. Hoy, en el ingreso a la Fundación, el retrato de Marcos López exhibe una imagen verídica. Muestra un Klemm pensativo, con su peluca amarillo chillón recortada, delante de una pintura de Antonio Berni. El personaje femenino del cuadro ostenta el mismo color de pelo: falso y artificial. Vestido de negro, con una pulsera de oro y con las manos cargadas de anillos, el coleccionista mira con intensidad a la cámara. Sin embargo, la muestra acapara la atención. Comienza con el expresionismo abstracto de Willem de Kooning, la nueva figuración de Luis Felipe Noé y el espacialismo de Lucio Fontana y Raquel Forner. “Son estéticas simultáneas a la aparición del pop”, observa el curador.
Mientras recorre el primer núcleo temático llamado “El arte de las cosas”, Rodrigo Alonso aclara: “El título remite a una publicación de Rafael Squirru que habla sobre la aparición de ‘cosas’ en el arte. Es la primera referencia histórica al pop argentino”. El término “cosas”, suplanta a “objetos” y, sin dudas, se acerca más a las “cosas comunes” del arte pop, cajas, latas, botellas. Esas “cosas” de la vida cotidiana, en ocasiones banales o simplemente utilitarias que a partir del pop reclamaron la contemplación de sus méritos estéticos. Contemplación que antes se dedicaba a los objetos con mayor prestigio.
Alonso configuró con ese núcleo una “isla” donde incluyó obras de artistas pop o neo-pop, como Jeff Koons, que hicieron “cosas”. Allí están la cucha de cartón del perrito de Pablo Suárez, las esculturas de Margarita Paksa, la bota de yeso de Dalila Puzzovio, el torso intensamente azul de Yves Klein, una reposera de Delia Cancela, la pequeña plancha de Man Ray, una mona de Edgardo Giménez y también uno de sus muebles. El curador se desplaza con comodidad por el arte de una época que investigó para las grandes exposiciones de la Fundación Proa, como “Imán. Nueva York” y, además, entre otras, la mega-muestra del Museo de Arte Contemporáneo, MAR, de Mar del Plata.
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Una de las escasas pinturas de Marta Minujin, «Tomando sol en bikini», que forma parte de la exposición.
Frente a las teorías que definen el pop como el arte de lo intrascendente, Alonso pone el acento en los aspectos políticos. Con esta intención, destaca el equipo de jugadores de fútbol pintado por Elsa Soibelman, que, bajo su apariencia juguetona esconde el retrato de los miembros de la Primera Junta de Gobierno. Una de las escasas pinturas de Marta Minujín, un autorretrato tomando sol en bikini, ostenta colores que se asemejan a los de Roy Lichtenstein. La escena, con un trasfondo ilusorio y juvenil, muestra un instante de libertad en medio de la opresión. Por otra parte, la alegría del pop está representada en los radiantes ajíes y las flores de Nicolás García Uriburu, artista que expresa su visión exaltada de la naturaleza. Una pintura del “Rompecabezas” de Jorge de la Vega es uno de los préstamos que contribuyeron al diseño de la muestra.
La exhibición analiza el fenómeno de expansión del arte pop hacia los happenings y las performances, el cine y los medios de comunicación. Allí está la serie de fotos “Alberto Greco: ¡Qué grande sos!”, el cartel que pegó en la avenida Corrientes, donde parodia el elogio de la marchita. En otra serie, el neoyorquino Richard Avedon retrata a la concurrencia de la Factory de Andy Warhol. Cineastas, artistas y vanguardistas que Avedon convocó a su propio estudio. Una serie similar de fotos de ese «grupo inteligente de revolucionarios sexuales”, posee el Museo Metropolitano de Nueva York. Finalmente, el Instituto Di Tella está presente con un portfolio de artistas internacionales que expuso en 1966. Benguria retrató entonces el bello perfil de Klemm.
La huella que dejó el pop resulta perceptible en las nuevas generaciones. Las flores de Gabriel Baggio y las obras de Fabián Bercic y Daniel Basso testimonian este arraigo. El coleccionista no olvidó planear su aporte para los jóvenes. El 27° Premio Klemm se inauguró junto a la exposición “Obra completa”, de Mariana López, ganadora del primer premio de 2022 que se exhibe en una sala aledaña.