Es fundamental que las personas que visitan las playas y piscinas sigan las principales recomendaciones para protegerse y prevenir el cáncer de piel y otras enfermedades dermatológicas
Con la llegada de la temporada de verano, los niveles de radiación ultravioleta aumentan, lo que puede favorecer la aparición de tumores benignos e incluso malignos, como el melanoma. Debido a esto, es fundamental que las personas que visitan las playas y piscinas sigan las principales recomendaciones para proteger su piel.
El Ministerio de Salud (Minsa) recomienda que, en caso de detectar manchas, bultos o lesiones en la piel, las personas acudan a un establecimiento de salud para una evaluación médica adecuada que permita descartar el cáncer de piel u otras enfermedades dermatológicas.
Por otro lado, es necesario tener en cuenta algunas recomendaciones esenciales para prevenir el cáncer de piel durante el verano.
Estos son los principales consejos para cuidar la piel durante el verano y reducir el riesgo de desarrollar cáncer de piel:
- Usar protector solar de amplio espectro: el protector solar es el mejor aliado para proteger la piel de los daños del sol. Es importante elegir un protector solar de amplio espectro que proteja contra los rayos ultravioleta (UV). Hay que aplicarlo generosamente en todas las áreas expuestas, incluso en días nublados, y reaplicarlo cada dos horas o después de nadar o sudar.
- Evitar la exposición al sol en las horas pico: los rayos del sol son más intensos entre las 10 a.m. y las 4 p.m. Durante este período, la exposición puede causar un daño considerable a la piel. Si es posible, tratar de evitar estar al sol durante estas horas o buscar sombra para reducir el riesgo de quemaduras solares.
- Usar ropa protectora: vestir ropa de manga larga, sombreros de ala ancha y lentes de sol con protección UV para cubrir la piel del sol. Existen tejidos especiales con protección ultravioleta que ofrecen una barrera adicional contra la radiación.
- Aplicar protector solar en todas las áreas expuestas: no olvidar áreas como las orejas, el cuello, el escote, la parte posterior de las rodillas y los pies, ya que son zonas frecuentemente desprotegidas. El protector solar debe aplicarse en toda la piel expuesta, sin omitir ninguna parte del cuerpo.
- Hidratar la piel: la exposición prolongada al sol puede deshidratar la piel, lo que la hace más vulnerable al daño. Hay que asegurarse de hidratar la piel con cremas o lociones humectantes para mantener su salud y elasticidad, ayudando a prevenir quemaduras y otros daños.
- Revisar regularmente la piel: es recomendable realizar autoexámenes periódicos de la piel para detectar cualquier cambio en los lunares o nuevas lesiones cutáneas. Si se nota algo sospechoso, como un lunar que cambia de color, forma o tamaño, consultar a un dermatólogo lo antes posible.
- Consumir alimentos ricos en antioxidantes: los alimentos ricos en antioxidantes, como las frutas y verduras de colores brillantes (por ejemplo, tomates, zanahorias y espinacas), ayudan a proteger la piel de los daños del sol. Estos antioxidantes pueden ayudar a reducir la inflamación y promover la regeneración celular.
- Usar protector labial con FPS: los labios también están expuestos al sol y pueden quemarse fácilmente. Utilizar bálsamos labiales con factor de protección solar (FPS) para evitar quemaduras y la deshidratación de los labios.
Además del cáncer de piel, la exposición al sol sin protección puede desencadenar otras enfermedades de la piel. Algunas de ellas incluyen:
- Quemaduras solares: son una reacción inflamatoria de la piel que ocurre después de una exposición excesiva al sol. Las quemaduras solares pueden causar dolor, enrojecimiento e incluso ampollas.
- Envejecimiento prematuro: la exposición prolongada al sol acelera el proceso de envejecimiento cutáneo, conocido como fotoenvejecimiento, que se manifiesta con arrugas, manchas y pérdida de elasticidad en la piel.
- Manchas solares: la radiación UV puede provocar hiperpigmentación de la piel, resultando en manchas solares, también conocidas como manchas de la edad.
- Melasma: esta condición provoca la aparición de manchas oscuras en la piel, comúnmente en el rostro, debido a la exposición al sol. Es más frecuente en mujeres y puede empeorar con la exposición al sol sin protección.