El acusado enfrenta una posible condena de seis años de prisión, solicitada por la fiscalía, debido a los agravantes del caso, entre ellos la violencia de género y el daño psicológico causado a la víctima. La defensa, por su parte, pide una pena menor de tres años y dos meses.
El próximo martes 11 de marzo, a las 9:00 horas, el juez penal Ariel Tedesco dará a conocer el veredicto sobre la pena a imponer a W.O.C., quien fue condenado por los delitos de coacción agravada y privación ilegítima de la libertad. El juicio se encuentra en la etapa de cesura, en la que se define la pena correspondiente tras el fallo de culpabilidad conocido el jueves.
Durante la audiencia celebrada el viernes, la fiscal general María Laura Blanco solicitó una pena de seis años de prisión efectiva para W.O.C., a quien se le acusa de haber sometido a su pareja a situaciones de violencia física y psicológica. Además, pidió que el condenado reciba tratamiento psicológico, previa evaluación que determine su necesidad.
La fiscal destacó las agravantes del caso, como la violencia de género, el uso de un arma, la presencia de los hijos de la víctima y el impacto psicológico que sufrió la mujer, quien tuvo que huir de la ciudad por temor a nuevas agresiones.
Por otro lado, la defensa del acusado, ejercida por el abogado Daniel Fuentes, argumentó que las circunstancias atenuantes deberían prevalecer sobre las agravantes. Según Fuentes, la historia de vida de W.O.C. y su falta de antecedentes penales deberían ser tenidas en cuenta. Además, sostuvo que el acusado actuó impulsado por celos, aunque reconoció que sus acciones no son justificables. La defensa solicitó una pena más baja de tres años y dos meses, y pidió que se le otorgue la posibilidad de reintegrarse a la sociedad, considerando que los hijos de W.O.C. no deben sufrir las consecuencias de una pena tan severa.
La fiscal también solicitó que se mantenga la prisión preventiva que el condenado está cumpliendo, ya que persisten los peligros procesales, hasta que la sentencia quede firme.
Este juicio, que se lleva adelante en un contexto de creciente conciencia sobre la violencia de género, ha puesto de manifiesto la gravedad de los hechos, en los cuales la víctima sufrió no solo agresiones físicas, sino también amenazas y coerción psicológica por parte de su pareja.