Ariel Rodríguez Palacios no solo la rompe en la cocina de Ariel en su salsa todas las mañanas y en su local de sandwiches, también lo hace en su propia casa. El chef abrió las puertas de su hogar en Tigre y sorprendió con una parrilla de otro planeta.
Pero vamos por partes. El conductor de Telefe que odia a Furia, se armó una mansión digna de revista, con jardín enorme, vista a un lago y una onda rústica, pero top que no pasa desapercibida. Lo más impactante, sin dudas, es el asador estilo fogón que está en el corazón de su parque.
¿Detalles? Piedra, acero inoxidable, parrilla vertical para cordero o pollo, y una ambientación que da que hablar. Todo el espacio está hecho para disfrutar con su pareja, con quien hace más de 30 años están juntos. Y además para compartir buenos momentos con amigos, familiares y, obvio, con buena comida.
Por eso, armó un asador tradicional gigante, de esos que se ven cada vez menos, y lo rodeó de mesas largas, sillas cómodas y luces cálidas que le dan ese toque de quincho elegante pero con alma de bodegón.
Las fotos que él mismo subió a sus redes muestran un jardín soñado, con un lago de fondo y una energía que transmite paz, lo que pocos sabían es que Ariel no se guarda nada: todo lo que ves en la pantalla lo lleva a su vida personal. Es fanático del ritual de la comida, y eso se nota.
En su casa no hay lugar para el delivery: todo se hace a mano, con dedicación y pasión. Y ese fogón que se mandó es el mejor ejemplo. Tiene espacio para cocinar varios cortes a la vez, controlar el fuego a su manera y preparar desde un asado hasta una paella, todo al aire libre y rodeado de verde.
¿Y lo mejor? La parrilla está ubicada en el medio del parque, como si fuera el centro de atención. Porque lo es. Como si la parrilla no fuera suficiente, también cuenta con un quincho cubierto con todo lo necesario para recibir invitados como un verdadero rey.
Heladera, horno, estanterías llenas de vinos y una mesa larga para compartir desde empanadas caseras hasta el clásico lechón. Y por si eso fuera poco, tiene una pileta cubierta que se conecta con el jardín. En definitiva, su casa es una extensión de su estilo: cálida, sabrosa, cómoda y con ese toque de “me lo merezco” que todos queremos.
Desde que mostró este paraíso culinario, los comentarios no paran: todos quieren saber cómo hizo para armar esa joyita en Tigre, qué materiales usó, cuánto le salió y hasta si da clases privadas en su jardín. Las redes explotaron con mensajes tipo “¡quiero vivir ahí!”, “¿cuándo hacemos asado?”, y “esta casa es más tentadora que sus recetas”.