El gobernador de Illinois, JB Pritzker, lanzó un mensaje contundente en defensa del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés) y en rechazo a una propuesta del presidente Donald Trump que buscaba trasladar parte de los costos de esa asistencia a los estados. Junto a otros 22 mandatarios estatales, bajo el liderazgo del demócrata Josh Stein de Carolina del Norte, intentan frenar lo que consideraron un ataque directo contra millones de familias vulnerables en todo Estados Unidos.
Pritzker se manifestó a través de sus redes sociales y dejó en claro su postura: “El SNAP es un salvavidas para las familias trabajadoras. Ayuda a poner comida en la mesa de cientos de miles de habitantes de Illinois”, escribió en su cuenta oficial. En la misma publicación, expresó su adhesión a la iniciativa conjunta con otros gobernadores para solicitar al Congreso que rechace cualquier intento de recortar este programa vital.
El mandatario de Illinois remarcó que cualquier reducción en los fondos federales destinados al SNAP representaría un impacto directo en la salud y la estabilidad de millones de estadounidenses. Su respaldo público al programa llegó en un momento clave, cuando los legisladores republicanos intentaron avanzar con un paquete fiscal impulsado por Trump, que incluía modificaciones profundas al sistema de asistencia alimentaria.
La propuesta legislativa presentada por el Partido Republicano pretendía reducir el gasto federal en el SNAP, lo que obligaría a los estados a cubrir al menos un 5% de los costos de las prestaciones alimentarias, según informaron desde Newsweek. En algunos casos, ese porcentaje podría haber sido incluso mayor, según los errores en la distribución de beneficios.
Este cambio habría supuesto una carga presupuestaria multimillonaria para los gobiernos estatales. Según explicó Josh Stein, gobernador de Carolina del Norte y organizador del frente de mandatarios opositores, “desplazar el costo del SNAP al gobierno estatal significa que los estados tendrán que encontrar millones, o incluso miles de millones de dólares extra en sus presupuestos para asegurarse de que la gente no pase hambre“. “Simplemente no podemos permitir eso”, enfatizó.
Según el medio citado, el intento republicano sufrió un revés importante cuando la parlamentaria del Senado Elizabeth MacDonough determinó que la disposición sobre el traspaso de costos violaba las reglas del proceso de reconciliación presupuestaria, conocidas como “Byrd Rule”. Esta norma impide la inclusión de ciertas medidas de política pública en proyectos presupuestarios si no tienen un impacto fiscal claro o directo.
La decisión de MacDonough se conoció poco antes de que la Cámara alta votara el paquete económico, que incluía recortes de impuestos y nuevas medidas de gasto. En este contexto, los defensores del proyecto esperaban ahorrar cerca de 128 mil millones de dólares a través del recorte del SNAP. Sin embargo, con la objeción de la parlamentaria, se vieron obligados a reconsiderar su estrategia.
Pese al revés, líderes republicanos como John Boozman, presidente del Comité de Agricultura del Senado, afirmaron que explorarán caminos alternativos para mantener el proyecto fiscal en marcha.
Entre las opciones que manejaban se encontraban modificar la disposición rechazada, eliminarla por completo o llevarla a una votación ordinaria, aunque esta última requería al menos 60 votos, una meta prácticamente inalcanzable en la configuración actual del Senado.
Además del SNAP, el paquete fiscal incluía otras propuestas controvertidas: