Entrevistó: Rocío Zalazar
María Teresa Andruetto es una escritora argentina oriunda de Córdoba, que en el 2012 recibió el premio Hans Christian Andersen. Junto a un grupo de escritores y escritoras de literatura infantil y juvenil decidió alzar la voz y reunirse en torno a la plataforma de Autores y Autoras de la Literatura Infanto Juvenil, quienes publicaron una carta y otras intervenciones en redes sociales para denunciar el genocidio que el Estado de Israel está perpetrando en Gaza. Junto a un colectivo de escritores de literatura e infancia viene movilizando esta carta y otras intervenciones en defensa de las infancias de Gaza y su derecho a la vida. Desde Alternativa Docente, como parte de la campaña “Palestina en las Aulas” que estamos impulsando en todo el país, tuvimos la oportunidad de conversar con ella para Periodismo de Izquierda.
¿Por qué es necesario hablar de Palestina en las aulas con los estudiantes?
Es tan necesario como hablar de la dictadura, de la opresión, como tomar conciencia de los problemas y del arrasamiento de derechos que hay en nuestro país. En el caso de Palestina, es un genocidio que está sucediendo a la vista de todos, no podemos cerrar los ojos, decir que no sabemos, porque vemos filmaciones, fotografías, escuchamos voces, hoy todo o mucho está accesible para todos. Y porque atenta, ni hablar contra Gaza y los gazatíes y el pueblo palestino, pero atenta además contra la condición misma de humanidad. Por eso es necesario. Después cada maestro o profesor verá en sus lugares de enseñanza qué puede hacer o hasta dónde le dan su fuerza, su independencia de pensamiento, su concreta situación. Yo ahí no me puedo meter, porque cada quien sabe dónde le aprietan sus zapatos, pero hay una condición de humanidad ante lo que esta sucediendo que no debiéramos soslayar.
¿Qué rol juega la literatura frente al genocidio?
Las personas que escribimos, quienes editan, ilustran, investigan cuestiones que tienen que ver con la literatura, somos, para empezar, personas y uno esperaría en esa condición un compromiso frente a este genocidio perpetrado por un país que destruye a otro, que mata con bombas o de hambre y sed a un pueblo entero, incluidos sus niños, y que de ese modo atenta contra toda condición elemental de humanidad. Algunos escritores o ilustradores puede que hagan creaciones poemas, imágenes, traducciones que tengan que ver más directamente o más metafóricamente con este genocidio, personas que están más próximas al espacio mismo donde sucede este horror.
Poemas, escritos, imágenes creados por los mismos palestinos que han salido de allá y que se han publicado en otros sitios, y uno lo que puede hacer es difundirlos o colaborar para su edición por fuera de Palestina.
Yo, personalmente, estoy en un colectivo que interpela sobre todo a instituciones y personas relacionadas con la infancia. Hemos hecho cartas públicas de pronunciamiento y las hemos hecho circular en las distintas instituciones del país y fuera del país, instituciones que tienen que ver con literatura e infancia, más que nada. Hemos focalizado en infanticidios más que en genocidio porque apuntamos al compromiso de un público que tiene que ver con la infancia. También, en ese contexto, me he pronunciado públicamente en la Feria Internacional del Libro Infantil en Buenos Aires pidiendo un minuto de silencio por los infanticidios en Gaza y he hablado de esto en mi conferencia, en algunas de mis columnas semanales por radio y también en varias notas que me han hecho, como en este caso. El colectivo está integrado por David Wagner, escritor y cantautor argentino que vive en Israel, Laura Escudero Tobler, poeta y narradora que vive en Córdoba. Matías Trillo ilustrador y militante de derechos humanos que vive en Buenos Aires. Ruth Kaufman, editora y escritora argentina que vive en Uruguay, Roberta Iannamico, una poeta y editora que vive en La Ventana, provincia de Buenos Aires. Adolfo Córdoba, especialista en literatura infantil residente en México y la artista argentina Isol. Nosotros hemos impulsado esto, se pueden hacer muchas cosas como ciudadanos y también como personas que trabajan en la docencia o en el campo de la literatura, cosas que no necesariamente consisten en escribir un texto ficcional alusivo sino con intervenciones o pronunciamientos públicos, conversaciones con otros, difusión de información, traducción de textos. Por ejemplo, David Wagner ha traducido al poeta gazatí Nasser Rabáh, uno de sus aportes ha sido que la palabra de ese autor, uno de los grandes poetas palestinos, circule por fuera de Gaza.
¿De qué se trató el proyecto que realizaron como autores y autoras de la Literatura Infanto Juvenil sobre esta denuncia al Estado de Israel?
Hicimos una carta muy fundamentada con enlaces a información muy chequeada, un documento que salió hacia muchas delegaciones de literatura infantil juvenil del mundo y también a personas relacionadas con la infancia y la cultura. La carta es publica, está en las redes en diversos sitios, en Autores y Autoras de la Literatura Infanto Juvenil
¿Qué puede hacer la comunidad educativa frente a los intentos de censura a la hora de hablar de Palestina?
Yo creo que cada docente tendrá que ver cuál es la correlación de fuerzas que encuentra en su institución. Hay instituciones donde la gestión puede apoyar y hay otras en las que sabemos que no. Yo no puedo decir aquí qué tiene que hacer cada uno de los maestros en el aula, en su escuela, pero sí que si hay alguna posibilidad de hablar acerca de algo como esto tan horroroso, seria un aporte importante a la concientización acerca de lo que implica un genocidio, quizás tal vez un maestro o un profesor puede buscar algún libro que hable de la cultura palestina o que hable de los genocidios o de alguna persecución a un pueblo, o aunque no sea de modo directo, de otras persecuciones, de otros genocidios, de persecuciones a personas por lo que son o por lo que piensan y leyendo eso de pie a conversaciones, una conversación que haga pensar sobre esto.Yo creo que cada docente tendrá que ver cuál es la correlación de fuerzas que encuentra en su institución. Hay instituciones donde la gestión puede apoyar y hay otras que no. Yo no puedo decir algo muy alegremente, decir qué tiene que hacer cada uno de los maestros pero sí que, si hay alguna posibilidad de hablar acerca de algo como esto tan horroroso sería muy importante quizás tal vez buscar algún libro que hable de la cultura palestina o que hable de los genocidios aunque no sea directo, de las guerras, que hable de los niños. Tal vez da origen a conversaciones, no tanto a una explicitación del docente sobre el grupo de chicos, sino una conversación que haga pensar sobre esto.
Por supuesto que cada maestro podrá evaluar que hacer en las condiciones reales en las que está. De todas maneras, lo que yo veo cada vez más los pronunciamientos que ha habido y que hay como los movimientos en todo el mundo, cada vez más se hace más difícil condenar a alguien por pronunciarse contra el genocidio perpetrado por Israel en Gaza.