lunes, 23 diciembre, 2024
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Boca venció a Instituto y es el campeón de la Liga Nacional de Básquetbol

Una eternidad. Diecisiete años. Para un club que en su momento empezaba a entusiasmarse con pelear mano a mano con Atenas la supremacía histórica en la Liga Nacional de Básquetbol, esa enorme cantidad de tiempo lo fue también de dolores y frustraciones. Por eso el corte de redes, el podio, la zambullida del plantel sobre el parquet hacia el trofeo y la fiesta en las tribunas fueron euforia y desahogo para la parte anaranjada de Boca Juniors. El club más popular del país es nuevamente el campeón de la LNB.

Lo logró con un 79-72 sobre Instituto, de Córdoba, en La Bombonerita, que implicó un 4-2 en la serie final al mejor de siete partidos. El partido terminó pasada la medianoche, ya en el Día del Amigo, en el que Boca se reconcilió con un torneo que en el tramo 1996-2007 (tres primeros puestos, tres segundos) lo había llenado de alegría y prestigio. Luego, el desierto impensado.

Fue rara esta conquista. Fue rara la campaña, en rigor. A Boca no le había ido bien en la temporada, que transitó al principio en medio de fracasos y disgustos: no se clasificó para disputar la Copa Súper 20, fue tempranamente eliminado de la Basketball Champions League, perdió al director técnico Carlos Duro (después de una caída a manos de… Instituto). Pero la Liga, como todo certamen que tiene playoffs, corona al que gana el último partido. Los cruces mano a mano, si se accede a ellos, permiten recuperarse. Y eso hizo un plantel que, para el nivel local, estaba plagado de figuras: Marcos Mata, Leonel Schatmann, José Vildoza, Leonardo Mainoldi, Wyane Langston, Sebastián Vega.

Gracias a una remontada en la parte final de la etapa regular, quedó cuarto, y eso lo metió directamente a los cuartos de final y le dio ventaja de localía en el primer cruce. Pero lejos estuvo de ser un equipo dominante en la porción clasificatoria del torneo. Fue en los cara a cara cuando se volvió fuerte. El primer adversario fue San Lorenzo de Almagro, al que superó por 3-1, con solvencia. En la serie siguiente Boca se las vio con Quimsa, su vencedor en la final de 2023. Le costó pasar el defensor del cetro, con más enfrentamientos en Santiago del Estero que en Buenos Aires, pero revirtió un 1-2 en la serie con dos victorias en el cierre. Y en la definición Instituto estuvo 2-0 arriba, obligándolo a ganar casi todo lo que quedaba.

El base titular de Boca, José Vildoza, recibió el premio al jugador más valioso, el segundo para el cordobés en una final de Liga Nacional.X

Y el cuadro azul y oro respondió. Se impuso cuatro veces seguidas y se consagró, como lo había hecho en 2004, cuando había empezado con dos derrotas y en La Bombonerita –una, por no funcionamiento de un reloj en un tablero, sin partido–, antes de imponerse a Gimnasia y Esgrima La Plata. Ahora fue la Gloria cordobesa quien sufrió esa atropellada, con la que Boca consiguió algo singular: eliminó en los playoffs a los tres últimos campeones. San Lorenzo había logrado la LNB en 2021; Instituto, en 2022, y Quimsa, en 2023. El nuevo monarca coleccionó esas presas, cuyas cabezas dan jerarquía a su condición.

Aquella última consecución de la Liga, la de 2007, tuvo un punto en común con ésta: a mediados de la temporada fue eyectado el entrenador, y su sucesor terminó campeón. Hace 17 años el prestigioso Eduardo Cadillac fue suplido por su asistente Gabriel Piccato, que resultó un primerizo como DT campeón, y esta vez el experimentado Duro tuvo por sucesor a su ayudante, que llevó al éxito a un conjunto por entonces zigzagueante. Con un particularidad: Gonzalo Pérez, con sus 30 años, es el tercero entre los directores técnicos más jóvenes que ganaron la Liga Nacional. A esa edad bien podría estar jugando, si fuera basquetbolista de alto nivel. Y, como es de esperar, varios de sus dirigidos lo rebasan en edad.

Leonardo Mainoldi, campeón a los 39 años; el santafesino sigue cumpliendo un papel útil al borde del cambio de década de edad.X

Uno es Leonardo Mainoldi, que a los 39 años sigue dando vueltas en la LNB; el santafesino es un jugador importante en el ámbito vernáculo, que llegó a tener participación en planteles “locales”, para certámenes regionales, del seleccionado argentino. Otro es Leonel Schattmann, que a los 37 se apoderó por segunda vez de la Liga, con un particularidad: su anterior logro había tenido lugar… 21 años atrás. A los 16, cuando era un juvenil de Atenas, de Córdoba, que aquel año, 2003, superó en el desenlace a… Boca.

Marcos Mata, a sus 37, fue de los mejores de la serie decisiva de la LNB; con su octava conquista de la Liga, quedó a dos del récord que ostenta Leonardo Gutiérrez.X

Y otro de los grandecitos que reciben órdenes del joven DT es Marcos Mata, una pieza de varias batallas en la selección en la década anterior, sobre todo en las competencias clasificatorias para los grandes campeonatos. El alero de 201 centímetros anda por los 37 años (está a 12 días de los 38) pero el retiro no es una opción siquiera de mediano plazo para él. “Si me da el cuero, voy por el récord de Leo Gutiérrez”, había deseado tiempo atrás, en una de sus consagraciones en San Lorenzo. Pues el cuero sigue dándole: ahora, sobre diez finales de Liga, salió vencedor en ocho, y continúa con la mira en el basquetbolista más exitoso de todos los tiempos de la LNB. “Estoy a dos, estoy a dos. Ojalá se dé”, se esperanzó, pocos minutos después de que se cerrara la final en La Bombonerita con el chaqueño como uno de sus mejores actores. No como el mejor de todos, al menos “oficialmente”, porque la organización entendió que el premio el jugador más valioso debía ser para José Vildoza, el base titular boquense, que apiló entonces su segundo trofeo MVP, tras el de 2021 en San Lorenzo.

Entre esos veteranos entrenados por un flamante treintañero bien pudo estar Martín Leiva, recientemente retirado, pero que sigue vinculado con Boca a los 44 años: el ex pivote, olímpico en Londres 2012, es el manager de básquetbol del club desde fines de febrero. En la premiación se lo vio vestido como si fuera un integrante más del plantel y celebrar casi a la par de los jugadores. “Formar parte de este club al que amo es nuevamente un privilegio. Todos saben lo que significa Boca para mí, en mi carrera y en mi vida personal y profesional”, había comentado al asumir quien más partidos ha jugado en azul y oro (378, en nueve temporadas), levantó cinco trofeos (dos Liga Nacional, cinco Copa Argentina y tres Sudamericano) y es el tercer anotador histórico (3270 puntos).

El encuentro definitorio entre Boca e Instituto en el estadio Luis Conde fue equilibrado hasta mediados del tercer cuarto, cuando el anfitrión se escapó en el tanteador. En la mediatriz del último período estableció la máxima diferencia, de 21 puntos (74-53), y pareció sentenciar el encuentro, la final y el título de campeón. Y más daba esa impresión a 2m30s del cierre, cuando el tablero marcaba 20 tantos de brecha, 75-55. Pero a partir de entonces Boca dejó de atacar el aro y se dedicó a hacer pasar el tiempo, y el apurado Instituto empezó a embocar lo que había fallado hasta entonces. En dos minutos la diferencia de 20 puntos pasó a ser de 6 (76-70), y cuando el público ya cantaba su felicidad de campeón sobrevino cierta inquietud en las gradas. Pero no pasó de eso. El equipo, que también ya estaba pensando en celebrar, más que en anotar, vivió de las rentas de ese lapso arrasador que había gozado un ratito antes. Terminó 7 tantos arriba (79-72), y confirmando que fue el mejor de la serie (4-2), y de los playoffs.

Eso mismo, los playoffs, mostró un nutrida concurrencia de público xeneize. Público que esta vez, pasados los primeros minutos de la consagración, mostró sin decirlo una afinidad política interna. “¡El básquet no se toca!”, repitió varias veces un canto que era común hace unos años, cuando el entonces presidente Daniel Angelici amagó con eliminarlo como actividad profesional (”el básquet de Boca debería ser amateur”). “¡El club es de los socios!”, entonaron hinchas, sobre todo de la barra, repitiendo una frase que se expuso grande sobre el césped de La Bombonera antes del primer partido de fútbol en la era de Román Riquelme como presidente. Ahora, mencionada frente a la controversia sobre la propuesta de convertir entidades en sociedades anónimas deportivas.

En tren de festejos, en seguida se instaló la frase “BOCA CAMPEÓN” como tendencia en Twitter. Se trató de la cuarta corona de Liga para Boca, que además de desquitarse de la final perdida en 2023 superó al histórico y fundador Ferro Carril Oeste (tres) y quedó a una de San Lorenzo y Peñarol, de Mar del Plata (cinco cada uno). Todo están lejos de Atenas, el nueve veces campeón que volverá a la elite en la próxima temporada, tras su única fuera de la LNB. Luego de 17 años, Boca Juniors es lo que tanto procuró ser. La Liga le debía una estrella luego de tantas campañas de alta competitividad.

La arenga de Boca antes del partido que le otorgó su cuarta corona en la LNB, con la que el club superó a Ferro en el cuarto puesto histórico.X

LA NACION

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